Crucero del terror por el Yangtze




Continuando con la dinámica de programar la ruta por el camino, decidimos subir hacia la zona centro-oeste, mas en concreto a la ciudad de Chongqing donde enrolarnos en un barco durante unos días para navegar por el río Yangtze y conocer así las impresionantes tres gargantas.

El trayecto hasta nuestro punto de partida resulta sencillo, teniendo sólo que pasar unas 21 horas en el tren para llegar... Muchas horas, pero al menos no tendremos que cambiar de medio de transporte o si quiera hacer algún habitual transbordo.
Para mí en particular, resulta un mini-entrenamiento frente a la semana que me espera en breve atravesando Siberia en el transiberiano!!! ;-)



Nuestra llegada a Chongqing nos demostró una vez más, la inmensidad de este país... Y por que es uno de los países más poblados del planeta... Otra gigantesca ciudad nos recibió con el color gris ya habitual de cada día..

Tras negociar en varias agencias donde te prometen el crucero de tus sueños, ser perseguidas por otros operadores, optamos por no comprárselo a ninguno e ir directamente a las taquillas principales.
Felices por tener ya nuestros billetes en nuestros bolsillos, pensando que habíamos optado por la mejor opción entre tanta “maravillosa oferta”...no sabíamos que realmente lo que habíamos comprado eran billetes para la última superproducción China: “Crucero del terror por el Yangtze”...




Localizado en la región de las 3 gargantas del Yangtze, la acción se desarrolla en una escenografía super lograda por los mejores especialistas y decoradores orientales.
Un barco de pasajeros de la época de los 70 con luminosos fluorescentes de letras chinas en su parte mas superior, servirá de nuevo hogar para unas 500 personas en un periodo de tiempo de 3 jornadas y media.
Largos y tétricos pasillos con un relieve desigual, una moqueta roída por el tiempo e incalculables manchas como pruebas de lo vivido en su larga vida, conducen hacia unos crépitos zulos llamados “cabinas de pasajeros”.


Las cabinas ofrecían 2 literas tamaño oriental, una mesa tipo despacho con una pequeña TV de palmo de pantalla, una lámpara flexo sin bombilla, un baño completo con un olor igual de completo... y un gran ventanal en el que frotando el cristal se conseguía ver las vistas.



En las barandillas de cubierta, además de las más fastuosos vestimentas colgadas como muestrario de la ropa interior a nunca comprarse, se balanceaban pedazos de carne, raspas de pescado y algunos pollos desplumados...




La trama se sucedió a lo largo del crucero, el cual como si de una secta se tratase consiguen captar a “turistas de bajo presupuesto”, para que por un precio más que razonable, accedan a embarcar en el crucero sin saber lo que te espera realmente...

Como personajes de la película te encuentras con una tripulación y un pasaje del 99,9% de origen Chino, con los cuales no hay forma humana de entenderse... Solo existe la opción de la interpretación, mímica y dotes artísticas para preguntar horarios y demás información de interés.
Siguiendo por la sonriente tour-china Missis “Who” que dice ser tu “tour-guide”mientras aporrea tu puerta con una maquiavélica sonrisa... pero a parte de decir eso en inglés y cuanto dinero le tienes que dar por las excursiones, no sabe ni una palabra más de inglés... acabando ahí su labor de “tour-guide”.
Sin poder olvidarme de los serios bloqueos mentales que sufría de manera repentina, quedándose paralizada por unos segundos y casi hasta con los ojos en blanco, como si sufriese algún tipo de posesión momentánea.
Otro personaje al que temer durante todo el trayecto del crucero, fue un loco que se consiguió colar en nuestro camarote, y el cual sufre una locura aguda que le conducía a gritar en chino versos del corán mientras alzaba las manos al cielo...
Nosotras para contraatacar le recitamos unos versículos de la biblia consiguiendo sacarle de nuestro zulo.
Para terminar la ristra de personajes terroríficos, no podemos dejarnos los cientos de fanáticos del karaoke que desde primera hora de la mañana, se apoderaban del micrófono como el gran tesoro, y cantaban a viva voz, las más infumables canciones chinas.

Mujeres con tonos tan agudos, simulaban ser gatos en celo en una noche de luna llena. Mientras que los hombres, completaban la desgracia auditiva con graves desafines no sólo en el grado de tonalidad, sino también en el grado del desafine, siendo de tal crueldad que nos faltó llamar a la policía...
Una vez presentados algunos de los personajes con los que tuvimos que lidiar en nuestro día a día, también nos topamos con algunos extras o personajes secundarios en varias de las excursiones diurnas.



Siendo apenas las 6:30h de la mañana, Missis “Who” nos levantaba de nuestras camas gritando con su repetitivo y unísono inglés, para desembarcar en la ciudad fantasma de Fengdu.
Sede de la dinastía Han, la leyenda cuenta como dos oficiales se recluyeron en este área convirtieron en monjes taoístas consiguiendo más tarde la inmoratilidad. La unión de ambos dió lugar al nombre de Yin-Wang, que significa “Rey del infierno”.
Siendo fieles a su nombre, construyeron desde entonces mas de 50 templos llenos de estatuas de temerosos demonios, fantasmas, salas de tortura y demás seres listos para aterrorizar a todo que pase por la zona.




Situada en una colina al borde del Yangtze, la excursión consistía en pasar un larguísimo corredor tipo pasaje del terror, donde vendedores de souvenirs te increpaban para llegar a la ciudad fantasma de Fengdu donde uno puede pasear entre sus coloridos templos, imponentes pagodas, saludar a los enfadados dioses y demonios que impresionan sólo con mirarlos...




Por la noche nos prepararon otra sorpresa, con otra visita al templo Zhang Fei. Cuya leyenda cuenta como una peste porcina llegó a la región matando a todos los ejemplares porcinos. Los locales decían que algo maldito les había tocado, pudiendo visionar como las piedras de las montañas representaban a los puercos corriendo montaña abajo para morir al río.
Para terminar con esta metafórica representación, se construyó este templo al borde de la colina, impidiendo de esta manera que los cerdos llegasen al río.
No sólo acabaron así con la terrible peste, sino que actualmente la carne de cerdo es de lo más valorada.

Evitando a toda costa a la temida “tour guide”, conseguimos llegar al templo sin que nos abordase y sin tener que pagar la entrada de acceso al recinto.
Recorrimos oscuras habitaciones bajo la temerosa mirada de los dioses del pasado, presente y del futuro. Vislumbramos inscripiciones y cuadros de personajes ilustres. Subimos escaleras centenarias que crujían deleitándonos a cada paso. Admiramos las vistas sobre el río desde un labrado mirador y cuando parecía que nada “terrorífico” había sucedido...



De repente y sin que pudiéramos escapar, apareció de detrás de una puerta un encorvado señor implorando unas palabras incomprensibles para nosotras, a la vez que nos impedía todo paso de salida!
Tras hacerle unos pases de torero de un lado y otro, conseguimos sortearle a lo “Manolete” por un lateral y bajar a toda velocidad unas empinadas escaleras con el peligro de muerte segura, si llegábamos a tropezar...

Ufffff!! Con el susto todavía en el cuerpo y el corazón a mil revoluciones por la terrorífica jornada... conseguimos llegar hasta nuestro camarote-zulo, sintiendo al menos estar a resguardo del temido viejecillo.



Otra prueba de fuego, fue la vivida el segundo día al decidir visitar las 3 gargantas menores en una excursión en barcas de menor tamaño.
Las tres gargantas menores, tambien conocidas como Puerta del Dragón, mística y esmeralda, se sitúan en un afluente del Yangtze, Daning, y ofrecen un paisaje rural al borde de temerosos acantildos.



La tortura del día a la que nos sometieron fue la de tener que escuchar a unos 34 decibelios de volumen a una motivadisima guía que nunca conseguiremos entender que pudo contar durante más de 6 horas seguidas sin descanso ni para ir al baño...
Llegamos a dudar sin era real, o si era uno de tantos productos “Made in China...”

Superando esta tortura auditiva, llegamos a olvidarnos de la película de terror de la que nos sentíamos protagonistas... y alucinamos con la inmensidad del paisaje que nos rodeaba.




Escarpados acantilados de una verticalidad casi negativa, iban cerrándonos poco a poco el paso, estrechando el meandro del río en el que nos encontrábamos.
Pequeñas grietas en las paredes hacían su función de nichos albergando ataúdes de madera, mientras árboles milenarios se afanaban en no caer al vacío, sujetándose con sus raíces como las más feroces garras.
Desembarcando de la primera embarcación a una de menos de 12m de eslora, recorrimos un nuevo tramo similar al primero pero quizá sintiendo aún más la magnitud del paisaje al encontrarnos prácticamente a ras de agua. Un entorno verdaderamente espectacular!

La última de las visitas obligadas, fue a la impresionante obre de ingeniería: la presa del Yangtze. Con mas de
Pudimos ser partícipes de como se había llevado a cabo una obra de semejante magnitud. Avistar desde un mirador como enormes buques mercantes ascendían a través de los más de 6 niveles, superando así los 140m de altura que actualmente ya existen entre el nivel del río y el creado a raíz de la creación de la presa.
Otra localización que sigue la gigantesca escala a la que todo se encuentra sometido en este país.




Desembarcando en la ciudad de Yichang, nos sentimos de lo más afortunadas por haber sobrevivido a este “Crucero del terror”, teniendo que reconocer que aunque ha tenido mucho de “terrorífico”, también hemos vivido momentos muy genuinos, reposado leyendo tranquilamente, jugando buenas partidas de cartas, junto a una simpática pareja americana y lo mejor de todo, haber sabido sacar el lado positivo de un crucero de lo más espeluzante... ;-)






A nuestros amigos “Justin y Margaret” desearles todo lo mejor en su próxima boda del 16 de Diciembre!!



“Que seáis muy felices y que VIVANNN LOS NOVIOSSSS!!!!”

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