Explorando el sur de Tailandia.



Tailandia.
De nuevo ante mi, todas las letras de un nuevo pais para explorar.

De nuevo una ruta por trazar, recopilar y leer mas y mas información, estudiar mapas, distancias en km, horarios de buses, trenes y ferries, costumbres del pais, lugares de interes...Uffff! Las posibilidades son infinitas.

Ahora somo 3 y al final todo sale, fiandonos de recomendaciones varias de amigos, turistas y locales y por nuestros instintos, iniciamos ruta por Tailandia. Nos adentramos en la llamada "Tierra de las sonrisas".

Nuestros primeros dias, transcurren en la apacible ciudad de Hat-yai. A pesar de que a primera vista, parece ser la tipica pequeña ciudad asiatica con poco que ofrecer, pasamos un par de dias rondando la ciudad y sus alrededores.
Visitamos varios templos budistas con sus fieles y coloridos monjes rondandolos, paseamos por los siempre divertidos mercados locales donde hay que aventurarse un poco y probar algun nuevo manjar, nos peleamos un poco con los locales para conseguir un precio razonable por cada compra y que no nos cobren 50 veces el precio local, nos relajamos con un aerobico masaje tailandes donde te retuercen y zarandean como si fueses un gran muñeco de trapo...

Y para finalizar la jornada, realizamos un mini-trekking hasta llegar a la cascada de "Los colmillos de elefante". Que tal y como indica su nombre, se trata de una preciosa caida de agua representando tal estampa.




Un reconfortante baño en sus frescas aguas nos ayudo a superar las 4 horas de viaje en autobus y una mas en ferry, que nos separaban de nuestro siguiente destino: Ruta por las "Koh": Koh Samui, Koh Panghan y Koh Tao. Las conocidisimas islas del este, bañadas por el Golfo de Tailandia nos esperaban.

Tras mas de una semana de reconocimiento en motocicleta de estas 3 islas junto con mi "mamacita" y mi amiga "Pi", mi veredicto personal es el siguiente:
- Koh Samui: Culpable de ser una isla de grandes dimensiones, donde un vehiculo se hace completamente imprescindible. Culpable de ser un gran reclamo turistico, con lo que acarrea la plaga de complejos hoteleros, resorts y tiendas de souvenirs por todas partes. Culpable de ofrecernos una cena tailandesa disfrutando de sus tipicos bailes. Culpable de poseer cascadas, templos y preciosas playas salvaguardadas por enormes rocas grisaceas y culpable de que el tiempo no nos acompañase durante nuestra estancia, teniendo que conducir nuestros ciclomotores bajo chaparrones tropicales durante largos y serpenteantes km.







-Koh Panghan:
Culpable de ser una isla algo menor que la primera y con carreteras mas locales y autenticas y menos trafico. Culpable que por tanta autenticidad de sus carreteras pinchasemos una rueda... Culpable de alojarnos en un maravilloso bungalow colgado en una espectacular cala de azules varios y bajo un imponente sol y culpable de conocer a la tailandesa "Tuk", la masajista de manos milagrosas que nos termino de relajar la estancia a pesar de no entenderle ni media palabra...


-Koh Tao: Culpable de ser una encantadora isla de dimensiones mucho mas manejables. Culpable de ofrecernos unas preciosas playas de arena blanca, aunque siempre con su ardientes y poco profundas aguas. Culpable de tener un ambiente joven y mochilero por cada esquina y culpable de regalarnos una cena de "pescadito" a menos de 4m de la orilla del mar, cerrandola noche con fuegos malabares al ritmo de la musica.


Sentencia final: Ambas islas son culpables de habernos ofrecido unos esplendidos dias de sol, lluvia, descanso, stress y diversion en entornos de postal. Por lo quedan condenados a nuestra gratitud a la tailandesa con un gran "Khorp-kun-kaaa!" (Graaaaaaciassss!)

En tren por Malasia, siguiente parada, "Hat-yai", Tailandia.



Dejamos atras Indonesia para seguir la ruta, pero ahora por tierra firme.

Dejamos atras islas de color, de eternas sonrisas, de infinitas palmeras, de relajadas tardes, de olores enfrentados, de regalos visuales, de desconocidos familiares, de sorpresas continuas y de superavit de energía positiva.

Aterrizamos en Kuala Lumpur tras un vuelo de 3h bastante "movidito".
De nuevo en esta capital, pasamos un par de dias conociendo otros puntos de interes de la ciudad, y acabando el ajetreado dia con una cenita "Occidental" con un rico vino tinto Chileno!





15.30h. Piiiiiiiiiiiiiiiiiiii! Con la hora de retraso de rigor, salimos de Central Station en un vagon con asientos color añil de plastico, desmesurado aire acondicionado, mujeres con sus coloridos velos y un agradable traqueteo que invitaba a dejarte llevar por el paisaje.

21.20h. Proxima estación: "Butterworth", Malasia. Hacemos parada en esta estacion durante 2 dias para conocer la isla de Penang.
Se trata de una antigua ciudad colonizada por los ingleses en la costa noroeste de Malasia. Sus muy diferenciados barrios, hacen que puedas disfrutar de un paseo en trickshaw entre sus edificios coloniales, un fuerte con sus oxidados cañones, el siempre colorido "Little India" con su musica de Bollywood a todo volumen, y la locura de "Chinatown", con sus 1001 comercios, puestos con patos laqueados colgados del cuello y tenderetes callejeros con sus incansables woks preparando los platos mas estrafalarios...
Sientes como si hubieras viajado millones de km entre una calle y otra...

La tarde la pasamos en una incomoda motocicleta recorriendo la costa del norte y llegando a la zona del interior, para conocer el templo budista chino de Kek Lok si.
Un impresionante templo con cantidad de galerias, salas, budas dorados, coloridos tejados, velas con inscripciones y un ambiente inundado por el olor del incienso, pasaban a ser la antesala para llegar a la gran estatua de Kuan Yin.
A pesar de estar entre andamios y todavia en construcción, se ve latente la grandiosidad de esta estatua, la cual pretenden rodear con 10.000 budas de 2m...
(Habrá que volver...)






4:00h. Todavia de madrugada y todavia muy dormidas, subimos de nuevo en el Oriental express.

9:05h. Proxima estación: "La frontera con Tailandia". Rellenar formularios, pasaporte, hacer cola, sonreir al policía de aduanas.... Y de nuevo al tren.

10:20h. Proxima estación: "Hat-yai!"
El sol de Tailandia y de nuevo mi amiga, Maria (Piña), nos reciben cariñosamente para seguir disfrutando de las maravillas de este planeta.

Tailandia, ahí vamos!
(Y ojo que ahora somos 3.....!) ;-)

Sulawesi. Isla de contrastes, tradiciones y de despedidas.



Números para llegar a la ciudad de Makasar, Sulawesi.

- 2 mujeres blancas embarcando como únicas pasajeras extranjeras.
- 420.000 rupias Indonesias en el billete, categoría Cabina.
- 2 bultos cada una como equipaje.
- 7 horas y media de retraso esperando en el muelle.
- 38º de temperatura media y sin un soplo de aire.
- 3.000 personas para embarcar con cajas, bultos, bananos, y lo que os queráis imaginar.
- 19 horas de travesía escuchando la llamada a la oración cada 5 horas.
- 17:35h, hora de llegada al industrial puerto de Makassar.


Lo conseguimos!
Llegamos a nuestro último destino de Indonesia: la isla con forma de orquídea, Sulawesi.
Para organizar la ruta, nos damos un día de margen para temas varios de logística, compras, intenet, reconocimiento de la zona y hasta para una sesión de cine!

Tana Toraja, será nuestro primer destino a explorar.
Situado en la zona Centro a unas 8 horas en un autobús local, sin lugar a dudas, es un mundo aparte.
Enclavado entre montañas, inmensas terrazas de arroz y un siempre nublado cielo, se vislumbraban las tradicionales casas Torajas con sus espectaculares estructuras arquitectónicas. Asomando entre el eterno verdor, sus tejados en forma de proas y popas de barco realmente te hacen sentir, que has llegado a un lugar muy especial...
Y así es... Toraja es diferente, especial y única.







Además de la belleza del lugar, el pueblo Toraja demuestra que hay vida después de la muerte a través de sus curiosas tradiciones y macabros ritos fúnebres.
Tumbas colgantes de escarpados acantilados o en frías cuevas, dónde las calaveras y los huesos humanos quedan expectantes del paso del tiempo.
Ataúdes fúnebres con forma de búfalo, de cerdo y laboriosas grecas. Vivendas fúnebres como tumbas, árboles como tumbas fúnebres para bebés, cuevas fúnebres…
Los “Tau-tau”, esfinges de madera de tamaño natural representando a los difuntos, salvaguardan a los muertos de posibles malos espíritus.
Y lo más espectacular sin lugar a duda, sus Ceremonias fúnebres. Estas pueden durar varios largos días con distintas fases a celebrar.
(“Se advierte que lo que van a leer a continuación puede herir su sensibilidad. Y va en serio…” "MAR, tú no sigas leyendo...")

Inicialmente los familiares siguen conviviendo con el difunto en la misma vivienda inyectándole “formol“, ya que todavía no lo consideran “muerto”… y la convivencia familiar continua con la normalidad habitual...
Tras varios días, se celebra la primera ceremonia fúnebre. En esta, se invita a cientos de personas (amigos, familiares, vecinos) y se procede al sacrifico de cuantiosos búfalos y cerdos, para que con su muerte, el alma de estos animales acompañe al de sus amos en la otra vida. La celebración conlleva comida, bebida, rezos y bailes por el fallecido.
El segundo se celebrará de nuevo, en los meses de Junio y Agosto, con el mismo procedimiento y celebración.

Nosotras, pudimos asistir a una ceremonia que se celebraba por la muerte de un local de 50 y pocos años. Sinceramente, al saber de que trataba el asunto, no sabes muy bien si es buena idea asistir…
Caminando por un sendero embarrado llegamos al ritual. Cientos de personas sentadas bajo techumbres comían y conversaban alrededor de un mar de sangre mezclado con barro, cabezas de búfalos, vastos trozos de carne y vísceras apiladas en pequeñas montañas que esperaban su turno para pasar a ser un bocado a ofrecer a uno de tantos invitados.

La grotesca imagen de tanta sangre mezclada de lo salvaje de ver animales despedazados, hizo realmente que me marease, teniendo que abandonar el lugar y respirar un poco de aire fresco en los alrededores.
El ritual se repite varios días, dependiendo del rango social del difunto, pudiendo llegar a matar hasta un total de 20 ó 30 búfalos de 500kg y con un valor unitario entre los 2.000 y 8.000$…






Realmente Toraja es un estruendo para los sentidos y cada rincón ofrece un deleite con el que quedarse boquiabierto. En ciertos momentos por su belleza y en otras por su crudeza.

Han sido días alucinantes, con sensaciones, experiencias, olores, colores, tan nuevos, tan diferentes y tan chocantes... Que con tanta muerte a tu alrededor, realmente agradeces estar vivo y haber tenido la oportunidad de haber conocido lugares tan sensacionales como Toraja.

("MAR. ya puedes leer....") ,-)

Un autobús local conducido temerosamente durante 4 horas, y un bemo lleno de gente local que subía y bajaba incesantemente, fueron nuestros medios de transporte hasta llegar a Sengkang. (*Bemo: pequeña furgoneta para pasajeros).
Este poco agraciado y polvoriento pueblo, nos compensó el largo trayecto ofreciéndonos un bonito atardecer a bordo de una pequeña y ruidosa barca a motor.
Conducido por un lugareño, con el que apenas pudimos intercambiar 2 palabras, navegamos río arriba hasta llegar al inmenso lago de Tempe.
El Lago Tempe rodeado de manglares, coloridas bollas de pesca, un horizonte con pequeñas poblaciones y palmerales, y una tranquilidad que junto con el leve vaivén de la barca, conseguía que te quedases plácidamente adormecida.
Para nuestra sorpresa, en medio de sus aguas, habitaba una pequeña población de unas 30 casas flotantes, construidas a base de bambú y maderas varias.
Uno de sus dueños, nos invitó a conocer su refugio flotante con una merienda a base de plátanos fritos y té.
Tras una amable charla con más signos que palabras, volvimos a nuestro “curioso” hotel, habiendo disfrutado de una relajada tarde de Martes.






El día siguiente fue en sí una gran aventura. De nuevo más números nos esperaban:
- 430km como distancia a recorrer a nuestro siguiente destino.
- 5 cambio de bemos, en distintas poblaciones e incluso en medio de la carretera.
- 3 pinchazos de rueda, con su consecuente reparación.
- 1 instalación del equipo de música en un taller, con los pasajeros a bordo.
- 7 horas y medio de recorrido por carreteras locales con más agujeros que cemento.
- 70.000 rupias indonesias de soborno al conductor de un bemo para llegar a nuestro destino final.
- 1 hora de ducha para quitarnos la “mugre” y el polvo de todo el día.


Pantai Bira, al sur de Sulawesi, nos acogió durante varios días en un bungalow que a pesar de ser de lo mejorcito de la zona... podemos calificarlo de refugio de 4 paredes, con 2 camas, ventana, puerta y pequeños seres habitándolo.... ;-)
Al final hasta nos dio pena dejarlo y todo... ! Jejejjee

Tras tantos números a nuestras espaldas, pasamos los días en sus espectaculares playas de arena blanca y aguas al estilo “Fontvella”, chapoteando junto a los locales, leyendo, degustando pescadito fresco con soya- sauce y despidiendo cada día al sol que nos sonreía cada atardecer.






Volvimos a la capital, Makasar, para reorganizar el equipaje y trasladarnos al aeropuerto, y ahora si, despedirnos de Indonesia devolviéndole esa sonrisa al radiante sol que nos ha acompañado todo el camino.

Terima kashi bagnak Indonesia! (“Muchas gracias Indonesia!”)

Flores, flores y mas flores en Flores.







Dejamos atrás las costas de Nusa Tenngara y el destartalado motovelero, para conocer los rincones secretos de la isla de Flores. nombre se debe a sus primeros conquistadores portugueses, los cuales quedaron fascinados por la belleza de la isla y su gran variedad de coloridas flores.

Tras las cansadas negociaciones y peleas típicas con los locales, conseguimos un precio mas que aceptable para alquilar un coche junto con otra simpática pareja de Belgas, Anne y David, con los que tambien habíamos compartido el crucero y largas conversaciones.
Salimos los 4 de Labuan Bajo conducidos por el chofer, “Agustino” y el pequeño y siempre sonriente guía “Julius”en la parte trasera. Al principio no entendíamos porque necesitábamos conductor, pero tras varias horas en el coche, nuestros traseros y estómagos comprobaron el porqué no te alquilan un coche a tu cuenta y riesgo...
Para que os hagáis una idea, el primer día recorrimos apenas 220km, en más de 12 horas... Uffffff!! Flores, ahora entendemos porque eres tan virgen, inaccesible y tan atractiva... Explorarte será en sí una gran aventura!

El abrupto camino nos ofrecía en todo momento, rebosante vegetación bajo una orografía montañosa y volcánica, serpenteantes ríos, campos de arroz, y humildes poblados de apenas una decena de casas que intentaban abrirse paso entre el infinito verdor.
Nuestro primer tramo de viaje, nos mostró la sinuosa carretera que nos acompañaría todo el camino, unas vistas de postal sobre la bahía de Labuan bajo, la artesana preparación del alcohol típico“Arak”, además de degustarlo en estado puro... ¡Ay, que ardor de boca!
Ver al grupo étnico de “Los Manggaris” con sus pareos negros cubriendo hombres y mujeres de las formas mas variadas y menos “fashion”…


Alucinar con las vistas de los campos de arroz, pero esta vez por la forma tan original de tela de araña y su moderno sistema de irrigación.
Y finalmente dormir en Bajawa a 1.100m de altitud, con un frescor nocturno y un buen chaparrón, que hacía imprescindible dormir bajo un buen edredón.






En esta zona, no pudimos dejar de explorar los poblados “Ngadas” que habitan en las laderas del volcán Gunung Inerie de 2.245m y todavía activo.
Se tratan de poblados de casas de adobe y madera con techos de paja, situados en dos filas enfrentadas con un espacio común central, donde predominan símbolos y tallas de madera representativos de sus ancestros, estructuras de piedra planas donde colocan ofrendas, y las tumbas de sus familiares situados en la zona central del poblado.
Sus gentes viven pausadamente mascando raíces de “Beetle”, amamantando sus adorables bebés, tejiendo en sus telares el “ikat” y cuidando las tumbas de sus ancestros ofreciéndoles el mismo plato de comida que a todos los componentes de la familia.
Se trata de etnias con una mezcla de creencias animistas y cristianas, que parecen no haber evolucionado en el tiempo, y no parece que nunca lo vayan a hacer.
“Seguramente así, vivan más tranquilos y felices…”








Los siguientes días, continuamos por la tempestuosa e inevitable carretera para realizar un trekking de 4 horas hasta ver los restos del cráter del “Wawo muda” que realmente respiraba un ambiente de lo más apocalíptico, con ríos de lava y lagos de azufre.
Recorrimos mercados locales, comprando la deliciosa y amarga fruta de la “Tamarella” y acabamos el día en unas termas naturales a la luz de la luna, con pequeñas cascadas a mas de 36º de temperatura... Una sesión de Spa de lo más natural!

Tras mas de 38horas de asfalto, donde incluso tuvimos un accidente con un motorista despistado (sin consecuencias importantes, menos para él que tenía que pagar un dineral por los daños al coche), llegamos al pintoresco pueblo de “Moni”, el cual utilizaríamos de base para ascender al Kelimutu.

El despertador hizo su función a las 4:00h de la mañana, sacándonos de la cama y a pesar de la incesante lluvia exterior nos preparamos para ver el volcán de los lagos de 3 colores: el Kelimutu de 1.640m.
La espectacularidad de este volcán se centra en sus 3 lagos de colores situados en los cráteres del volcán y cuyo colorido varía según la hora e intensidad de luz que incide sobre ellos. Nosotros nos encontramos con un lago color verde grisáceo, el segundo de color azul turquesa y el último, el contraste de un negro azabache. Un paisaje realmente único!
Estas tonalidades también cambian por completo con el paso del tiempo debido a los continuas disoluciones de los minerales que lo componen, habiendo pasado por otras tonalidades como marrón rojizo, café con leche y verde esmeralda.
La suerte de nuevo nos acompañó, haciendo la lluvia desaparecer por completo, disfrutando de un sencillo ascenso y una suave luz de amanecer que teñía los contornos y grietas del entorno.
Kelimutu además representa un lugar sagrado para los lugareños, los cuales tienen la creencia que las almas de sus difuntos acuden a estos lagos para descansar. Ubicando a la gente joven en el lago turquesa, la gente mayor en el verdoso y dejando el negro para la gente mala.
Kelimutu ha sido sin lugar a dudas, un regalo para la vista y un soplo de aire fresco para el alma.




Para terminar la ruta por Flores, nos separamos de la pareja belga intercambiando abrazos y emails y junto con otros locales apiñados en un coche, llegamos madre e hija a la costa Norte, Maumere.
Aquí un bungalow de bambú a pie de playa nos esperaba para descansar, leer, pasear, hacer la colada y recuperarnos de la apretada agenda junto con las inevitables, largas y calurosas jornadas.




Flores, flores, y mas flores en Flores”.