Sobreviviendo a un error y un dia fatal



Era un martes cualquiera, día en que me disponía a dejar atrás un país lleno de sus vivencias y reencuentros para comenzar una nueva etapa por Vietnam en busca de más dosis de sensaciones.

Tras la vuelta a España de mi amiga Magali y adelantarse David hacia tierras vietnamitas, me refugio unos días en un hotel con mucho encanto, inmensas vistas al mar y con una agradable piscina esperando que llegase la fecha que mi visado me permitía la entrada a este nuevo país.

El día llegó y con él, mi conductor de tuctuc “El Piños” el cual me conduciría en su colorido vehículo hasta la frontera mas sur de Vietnam, “Ha tien”.



El recorrido en sí fue una delicia, 2 horas y medio recorriendo pequeños y asolados poblados donde alegres niños en sucios harapos te saludan con toda su energía positiva, mayores labran las infinitas tierras, hombres descansan en hamacas al cobijo de alguna sombra y la calmada rutina se sucede sin pausa pero por supuesto que sin prisa alguna.



Una vez mas, otra frontera. Otro paso a superar donde nunca sabes como policías con placa van a hacer uso de su autoridad...
En este tipo de viajes y mas si eres mujer y viajas sola...son momentos que suelen ser de cierta tensión ya que el factor sorpresa siempre está ahí.



En esta frontera lo normal es coger un mototaxi desde el lado de Camboya y cruzar con el hasta el otro lado para que luego te conduzca al siguiente poblado a 8km.
Con mi mochila de ropa sobre el mototaxi y cargando al hombro con mi demás pertenencias de valor pasé el primer control de salida de Camboya sin ningún contratiempo.
Desde este punto, mi mototaxi me condujo hasta el siguiente control ya en Vietnam a 1km aproximadamente de distancia.

La frontera en sí no era tan caótica, sucia y apocalíptica como la pasada en Poipet, pero había un gran transito de gente local sin control alguno de un lado para otro cargados de cajas, bolsas y mas y mas bultos y sin rastro de un solo turista.



Llegando al segundo control, frontera para entrar a Vietnam le dije a mi conductor que me diese mi mochila de ropa para pasar el control, pero me explicó que el podía pasar con la mochila y esperarme al otro lado, ya que el cruzaba cada día sin control alguno, tal y como sucedía en ese momento.
Yo por no cargar con ella, acepté sin miedo a que me la pudiese robar ya que sólo se trataba de ropa, teniendo mis pertenencias de valor conmigo.


ERROR! ERROR! ERROR!


Pasé el control del primer oficial de cara enfadado, el cual me revisó el pasaporte pidiéndome un dollar “porque si”... A lo cual acepté sin rechistar sobre todo por que parecía el de mayor autoridad por el colorido que portaba en el pecho y porque no iba a conseguir nada positivo...

Resignada por tener que aceptar su chantaje llegué al segundo control que era de aduanas y continuando con la rutina, rellené el clásico formulario donde te preguntan sobre tus pertenencias.
Mi corazón latía a un ritmo normal hasta el momento de llegar a la pregunta de “Tiene algún equipaje en este momento que no esté bajo su vigilancia?”...
Con mi mochila en paradero desconocido, firmé el cuestionario con el pulso acelerado para acabar con el trámite lo antes posible, mientras el policía Vietnamita recogía el papel a la vez que señalaba detrás mío...
Extrañada me di la vuelta sin saber a que se refería el policía, encontrando para mi gran sorpresa mi mochila sobre un scanner...
El policía con paso firme se acercó pidiendo que la abriese ya que la quería inspeccionar...



Dios mío que vuelco me dio el corazón! En menos de un segundo me imaginé toda la película, viendo como mi conductor de mototaxi me había metido algo en la mochila y compinchado con el policía, me iba a inspeccionar mi equipaje encontrando “vete tu a saber que...” con la consiguiente extorsión de dinero para solucionarlo como el mejor de los casos... y no podía ni quería imaginar el peor... siendo cárcel, juicios, abogados, etc.

En menos de 2 segundos, en mi mente me había convertido en la protagonista de una de tantas películas e historias reales y trágicas que se suceden en cualquier parte del mundo.

Abriendo la maleta con el corazón a punto de estallar por la velocidad que me latía, intentando controlar los temblores que mi cuerpo ejercía sobre mi, el policía de ojos rasgados y sonrisa de hielo me hizo abrir varios bolsillos y compartimentos, rebuscar entre la ropa, examinar mi botiquín, mirar dentro de mis botas de trekking hasta que finalmente me dijo, "Ok Ok", marchándose de nuevo a su caseta.

Dios mío! Nunca pensé que 4 minutos pudiesen congelarse en el tiempo y durar una vida entera.
Con sudores fríos, manos temblorosas y un nudo en el estómago que me costaba respirar, no podía creer todavía lo estúpida que había sido y el error tan fatal que había cometido.
Llevaba 7 meses viajando sin ningún incidente, cuidando cada detalle, controlando mis pertenencias de valor, las salidas nocturnas, fiandome lo justo y necesario de la gente y ahora había superado con creces todos los posibles errores que uno puede cometer viajando. Me había confiado y me había relajado... Quería romper a llorar por la tensión del momento, pero tuve que contenerme y mantener las formas que se requerían en esa ocasión.

Afortunadamente todo se quedó en la historia que os relato en este momento, pero a pesar de que me averguenzo y arrepiento en grado sumo de haber cometido este gran error, creo que contároslo puede advertiros de que estas cosas suceden y no solo en las películas.
Y en mi primera persona, me sirven de lección para no bajar la guarda ni un solo segundo de lo que me queda de viaje.

Esta clarísimo que esto no me vuelve a pasar!

Antes de poder dejar atrás el control policial, debía enseñar nuevamente mi pasaporte en una última caseta. Un joven policía lo revisó cediéndome el paso, pero cuando ya me disponía a marcharme en mi mototaxi, otro policía me llama de nuevo...

Qué pesadilla! De nuevo mostré mi documentación, y en su incomprensible idioma para mí se dirigió al primero, cogiendo de nuevo el pasaporte y volviendo sin mirar atrás al primer punto de control...
De nuevo la tensión se apoderó de mí, no quedándome mas opción que escoltar mi pasaporte junto al policía.
Resultó que el problema derivó del incompetente policía que me había estampado la fecha de forma errónea. Un par de nuevos sonoros sellazos y hasta un sonrisa del policía, fueron mis últimas imágenes de la frontera.



Pero el “día fatal” no acabó ahí.

Tras todo lo ocurrido, me alejaba contenta por ser consciente de la suerte que había tenido y sólo pensaba en coger el autobús en el siguiente poblado, conectar mi Ipod y evadirme de la amargura del horrible suceso.

Mi siguiente duelo llega cuando llego a la supuesta estación de autobuses, que parecía más un mercado que cualquier otra cosa ya que ni rastro de algún autobus...
La gente no sólo no me entendía sino que no querían entenderme... Sólo caras largas, No's por doquier y miradas que evitaban la mía...
"¿Pero como es posible que la gente cambie tanto en apenas unos Km de distancia..??"


Sólo podía contar con un hombrecillo de metro y medio que me decía que “NO bus, no bus”, pero que podía coger otro bus en el siguiente pueblo...
Desesperada por la falta de ayuda y de información me monté en su motocicleta hasta el siguiente poblado.
Por mi guía sabía los km hasta el siguiente pueblo y podía saber que al menos íbamos en la dirección correcta... Pero la siguiente sorpresa vino cuando se desvío por un camino de tierra y me llevó a una zona de viviendas mas bien categorizadas de chabolas...
Parando la motocicleta me dijo que debíamos esperar ahí 2 horas y que el autobús me recogería en ese lugar...

Tras la mañanita que llevaba, mi paciencia se agotó en ese mismo instante. Me negué en rotundo, exigiéndole que me llevase a una estación de autobuses. El hombrecillo nervioso con su escaso inglés llamó al supuesto conductor de autobús, pasándome el teléfono tuve que escuchar a un hombre que me intentaba convecer de que me quedase en ese lugar con un inglés correcto.
De nuevo, mi negación fue rotunda a la vez que le colgaba el teléfono, mi tono de voz comenzó a subir de volumen hasta el punto de estar rodeada de todos los vecinos curiosos de saber que sucedía...
A punto de coger mi mochila y ponerme a andar...el hombrecillo accedió a llevarme mas km hasta una estación real de autobuses.




"Ufffffffffffff!!! Por fin llegamos a una estación real. Que respiro y que alegría!"

Aunque esta alegría se disipo en apenas unos segundos cuando en la taquilla me dicen que NO hay bus a mi destino, Can Tho, en el Delta del Mekong.
No me lo podía creer... Esto no me podía suceder...
De nuevo mas caras serias, largas, negativas, y absolutamente nadie que me entendiese... La desesperación y frustración me golpearon de lleno.

Sentada pensativa sobre un taburete de 30cm, y con el hombrecillo esperando a que le pagase... llegó un autobús que iba a otro destino cerca del mío.
Sin dudarlo, decidí subirme corriendo y una vez ahí ya veríamos!

Mi siguiente problema vino que para pagar al hombrecillo cuentista sólo tenía dollares, y cambiando mis dollares a la moneda local a un pésimo cambio en ese mismo momento, pretendía darle una cuarta parte de lo que habíamos acordado ya que mentalmente tenía mal el tipo de cambio...

La siguiente imagen constaba de mi persona en el centro de un corro de 20 personas aproximadamente vociferando en Vietnamita como poseídos, el hombrecillo enfadado frente a mí me gritaba aún más alto mientras todo el autobús repleto de pasajeros hasta el techo me esperaba pasivo interesados también en el altercado con la turista...

Ese momento me superó, sintiendo por unos instantes que el tiempo nuevamente se ralentizaba y todo se sucedía en cámara lenta.
Tras todo lo sucedido en esa mañana, sin comer ni beber nada desde el día anterior, 38º de temperatura y gente que solo me gritaba sin entender ni una sola palabra... sólo quería salir corriendo de aquel lugar.

Hasta.... hasta que apareció mi ángel de la guarda!
Haciéndose paso entre el corrillo de gritones, un chico vietnamita con camisa y que hablaba un mínimo de inglés, me ofreció su ayuda haciendo de traductor y confirmando el tipo de cambio correcto.
Pagando lo acordado y subiendo al autobús a un destino que no era el mío, rompí a llorar sin poder evitarlo, liberando un ápice de la tensión inyectada por cada enfrentamiento y suceso del día.

El final de esta “historia interminable” acabó con mi ángel de la guarda sentado a mi lado, queriendo practicar su escaso inglés durante todo ese trayecto y un tercer viaje en motocicleta para coger nuevamente otro incomodísimo autobús a mi destino final: Can tho.



Resultado: [2 horas de tuctuc+extorsión y confusión por un terrible error mío en la frontera + 3 mototaxis + peleas varias con locales a grito pelado + 2 autobuses sin suspensión + ayuda de mi ángel de la guarda vietnamita = llegar a Can tho y reencontrarme con mi compi David agotada pero sana y salva]

"Vaya intenso recibimiento Vietnam..."

NLE llega al portal de "Mujeres Viajeras"



NLE continua con paso firme su camino por el continente Asiatico.

Desde su partida a comienzos de año 2009, ha surcado mares con un kite, sobrevivido a abuelitas sonrientes, explorado rutas perdidas en moto, soportado chantajes policiales, digerido los platos mas indigestos, volado a través de las ondas radiofonicas de "Levando anclas" y a partir de ahora, tambien navegará a través del portal de las mujeres viajeras en internet.



www.mujeresviajeras.com

Se trata de una Web donde mujeres de todas las edades y condiciones, consiguen formular la ecuación perfecta para romper con todas las cadenas que la sociedad actual impone sin preguntar, consiguiendo desplegar sus alas de libertad y saltando con fe ciega a ese abismo maravilloso de conocer, explorar y sentir un poco mas de cerca nuestro planeta.

Estoy muy feliz de poder formar parte de ellas y os invito a que lo conozcais y viajeis a cualquier rincón del mundo gracias a la experiencia de tantas mujeres viajeras que actualmente recorren sus sueños por el mundo.

http://www.mujeresviajeras.com/Site/FORO/Entradas/2009/8/13_no_limits_expedition.html



"Un fuerte abrazo Pilar. Gracias por tu apoyo!"

II Fase de reencuentros en Camboya





Con las pilas bien cargadas tras nuestra buena dosis de sensaciones de los ultimos días, nos ponemos de nuevo en carretera con camino a la gran ciudad, Phnom phen.
Km y mas km de camino polvoriento, denso y peligroso tráfico de camiones, coches y motocicletas que te adelantan por cualquier lado y pitan sin cesar y de nuevo las extensiones de llanuras que abracan la geografía general de Camboya nos acompañan durante todo el trayecto.

Como una visita médica, paso apenas unas horas en la capital sin dejar de pasar por el bar "Snowys" para tomarme una cervecita en su balcón al borde del Mekong viendo los enormes barcos mercantes pasar y disfrutando de la buena múscia que siempre acompaña al lugar.



De nuevo toca despedirse de nuestro compañero de viaje "Peter" ya que nuestros caminos se separan y con un billete de autobús nocturno, me dispongo a llegar a la costa sur de Camboya.

5.45h
El sol vuelve a brillar timidamente entre nubes de algodón y es otro viajero local el que me despierta de mi comodo butacon, anunciandome que ya hemos llegado a "Siaunkville!".

"¡Que ilusin volver a ver mi querido mar tras tantas semanas! ya le echaba de menos!!"

Montada en un mototaxi me recorro unos 12 hoteles con poca fortuna, buscando una cama en la que volver a soñar otro rato...siendo mi primera impresión del lugar no muy positiva.
Desestructuradas calles y avenidas, bordeadas de enormes hoteles con carteles luminosos, restaurantes, agencias y mas y mas tiendas para turistas sin rastro del mar y la playa...

Pero mi verdadero motivo de venir a este lugar no son sus playas, ni sus islas, ni sus aguas... Voy a tener mi segundo feliz reencuentro en Camboya! Mi amiga del alma, Magali con su encantador novio, Pau!

Esta vez es con una cómica bicicleta tamaño infantil, el medio con el que llego al encuentro de mi amiga.
Que emoción tan grande encontrarnos a tantísimos km de nuestra querida Barcelona!
Un gigante abrazo volvió a juntarnos tras mas de 8 meses desde el último que nos dimos antes de partir.




David tras tramitar su visado en la capital y unirse de nuevo, decidimos homenajearnos con una cena al borde del mar con los aperitivos típicos españoles traidos con cariño por mis compis, "jamoncito, lomo, esparragos, aceitunas y hasta vino tinto", con una gran parrillada de pescado Camboyano, fueron la combinación perfecta para celebrar el gran reencuentro!



Pasamos unos días geniales disfrutando de la playa, sus agitadas aguas, realizando excursiones en barca por los manglares, visitando playas y poblados perdidos, pero sobre todo disfrutando de poder compartir tantas vivencias, sensaciones y momentos que me regalan cada día pero con mi gente querida.




Llegando al este en un coche privado con un simpático anciano que hablaba un buen francés, conocemos la castigada ciudad de Kep. Ahora montados en un tuctuc de nuestro amigo "El Piños"(solo tenia un par de dientes...) descubrimos un precioso entorno con plantaciones de café y arroz y monumentales mansiones abandonadas y destruidas durante el regimen de Pol pot.
Y es aquí, donde nos despedimos sin antes disfrutar de un gran festín de cangrejos recién cogidos del mar.



Mmmmmmmm! Que delicia!

Con un enorme abrazo y más y más besos, nos decimos un "Hasta pronto!" para volver a celebrar el reencuentro la siguiente vez en Barcelona!




"A mis queridos amigos Magali y Pau. Un besazo enorme y nos veremos muy pronto!
Gracias por vuestra compañía y vuestro cariño!"

Compartiendo techo con una familia Phnong.



Dejamos atras nuestra primera dosis de sensaciones del dia para vivir otra experiencia unica: convivir con una autentica familia Phnong.

En un poblado de no mas de 8 sencillas y dispersas viviendas divididas por un polvoriento camino, bufalos pastan entre ropa tendida, gallinas corretean seguidas por sus fragiles y graciosos polluelos, niños juegan a lanzarse unos trapos a modo de pelota mientras hombres y mujeres van retornando a sus hogares cansados de sus largas jornadas en el campo.





Sin ninguna posibilidad de ducha al no haber agua corriente ni electricidad y tras cambiarnos de ropa, estiramos las piernas dando un paseo por el poblado intentando interactuar y conocer a algún nuevo vecino.
Percibimos como la gente en general siente una curiosidad innata hacia nuestra presencia, pero les puede la timidez y quizá el “miedo” a lo desconocido, por lo que no resulta fácil hacer nuevos amigos...
Inclusive los niños no son de fácil sonrisa y su mirada muestra una desconfianza difícil de dar la vuelta.



Pero de nuevo nuestro empeño y ganas de socializarnos, consiguió romper toda barrera.
Robando en el aire un pase de su pelota-trapo, acabamos jugando con la gran mayoría de los benjamines entorno a un círculo y haciendo pases mágicos entre cada uno de nosotros.



18:35h. El sol se despide tras los montes del oeste y en pocos minutos cada uno de los pequeños va retornando a sus hogares.
Nosotros como buenos hijos adoptivos actuamos de igual manera.
Una vez en nuestra humilde morada,la oscuridad se adueña por completo del lugar y es solo la luz de las brasas y 2 candiles los que iluminan el interior de la casa.
Una vez dentro nos acomodamos sobre una de las superficies elevadas de madera, donde la familia se dispone a cenar y como buenos invitados, nosotros con ellos.
Sentados en el suelo formando un círculo y entorno a la luz de uno de los candiles, cenamos arroz blanco con unas verduras cocidas esa misma tarde por nuestra madre “Phnong”.
No puedo describrilo como la gran cena por el contenido, pero si por haber tenido la oportunidad de compartir con esta familia una de sus rutinarias cenas de cada día.



Ver como cada uno de sus componentes engullia la comida como si de el manjar mas exitoso se tratase, como los mas pequeños repetían una y otra vez finalizando como postre mamar del pecho de su madre, observar a la abuela sin dientes fumar unos cigarros a lo “Sarita Montiel” y acabar aceptando los tragos de alcohol “puro” que el padre de familia hacía el mismo y nos ofrecía con toda cordialidad.

"AYYYYYYYYY!! Como ardía aquello...!!"

Aquí es donde te das cuenta, que el límite del idioma se supera sin problema, pudiendo interactuar y hasta casi tener plenas conversaciones a pesar de no poder comunicarnos linguisticamente ni en una sola palabra, ya que se une a la dificultad, que los Phnung tienen su propio idioma, independientemente al Khemer de Camboya.

Al ver que los mas pequeños, ya bostezaban y nosotros estábamos sentados sobre el suelo que sería su cama, decidimos dar las buenas noches precisas e irnos a la base de madera de enfrente donde colgaban las hamacas que serían nuestras cunas de mecer esa noche.
Por el escaso espacio existente, las hamacas estában situadas tan próximas, que al mínimo movimiento de uno, hacía que todos nos meciesemos como bebes a punto de dormir. Una noche movidita!!



Los candiles finalmente se apagaron sutilmente dejando a la oscuridad adueñarse por completo de nosotros, el silencio inundó la casa hasta que conectaron una radio local a pilas con música country a la “Camboyana!” la cual nos acompañó toda la noche hasta que el propio programa de radio debió cerrar.

El sol volvió a hacer su aparición reactivando con él la actividad a la casa y sintiendo los niños, mayores y pequeños animales corretear con sus quehaceres y rutinas diarias.

Fuera pereza y a desayunar! Toca equiparse, calzarse las botas, preparar la mochila que hoy nos vamos de Trekking!!




Con el padre de familia “Anaconda-man” como guía, apodo ganado a pulso por haber cazado varias anacondas por el área... Al menos estaríamos seguros!o no?
Otro día excepcional en el que recorrimos una variado abaníco de paisajes a un tranquilo y suave golpe de suela.


Desde vastas y verdes explanadas donde búfalos pastaban a sus anchas, anchos arenosos caminos entre mas simpaticas aldeas, inapreciables sendas perdidas entre frondosos bosques y mares de hojas, inmensa y salvaje selva a modo de agradecido parasol, troncos de árboles a modo de puente para cruzar caudalosos ríos y hasta un pequeño islote frente a una catarata a modo de refugio para descansar y alimentarnos una vez mas a base de otro insipido y frio arroz blanco con bananas.

Pero con el hambre que teníamos no dejamos ni un solo grano!!!

Tras casi 7 horas de trekkking y unos 26km recorridos, nos despedimos de nuestro sonriente guía “Anaconda-man”, con una merecida propina y un fuerte abrazo.




De nuevo sentados en una motocicleta, regresamos a nuestro campamento base en “Sen Monorom”, descansando las piernas, sintiendo nuevamente la brisa en nuestras sudadas caras y asimilando esta fantástica sobredosis de emociones vividas!!!




Definitivamente Mondulkiri nos ha conquistado!

Dosis de acción por los 5 sentidos!





Por fin llega el día de no parar ni un minuto!


Madrugón, desayuno, quedada en “Green house” y comenzamos el día con una ruta en motocicleta hasta nuestro punto de partida.

Es increíble la sensación de libertad que te invade al ser tú mismo el conductor de tu vehículo, unido a las caricias que la suave brisa te regala durante todo el trayecto.
"Te sientes dueño del mundo por esos instantes!"

Fueron suficientes km para sentir nuestros traseros cuadrados, cuando llegamos al poblado de los Phnong. Una de tantas minorías étnicas que siguen coexistiendo en todo el sudeste asiático y en Camboya, esta tribu nómada es característica por habitar en viviendas movibles hechas de madera y palma, teniendo que cambiar de emplazamiento cada vez que fallece una persona del poblado. Subsisten a base de la caza y el cultivo de vegetales y arroz y su religión es principalmente animista creyendo ciegamente en los espíritus y en la medicina tradicional.



Nada más llegar, nos presentaron a la familia Phnong que nos acogería esa noche en su “vivienda”. Una pareja de no mas de 28años con 3niñas y 2 niños, la abuela sin diente alguno a la vista, 3 perros, 2 gatos, gallinas y cerditos correteando por dentro y fuera de la casa iban a ser nuestros compañeros de habitación de aquella noche en su humilde hogar de no mas de 8x4m, paredes de madera, tejado de palma y 2 entradas que no existía puerta alguna para cerrar.
Tras los saludos iniciales, dejamos nuestras mochilas e iniciamos nuestra actividad del día:
Trekking en elefante por la selva!

Que emoción tan grande volver a subirme a uno de mis gigantes favoritos! Realizamos una primera etapa de 3 horas en una incomodísima y estrecha cesta, pero no impedía que la sonrisa de nuestras caras desapareciese ni por un segundo.



La perspectiva del entorno a esa altura es incluso mas espectacular y realmente te sientes como el protagonista de una de tantas películas que hemos visto de exploradores perdidos por el mundo.
Empinadas pendientes, mares de verde pasto, suaves praderas, escarpadas cuestas abajo y hasta caudalosos ríos se intentaban interponer en nuestro camino, sin ningún éxito, ya que nuestro gran amigo podía con todo!
Lo que sí que le podía... era el hambre! Cada vez que su mahout se despistaba un poco, no perdía la oportunidad de desviarse del camino para degustar unas buenas ramas, arbustos o clarísimamente su plato favorito, las hojas y tronco de los bananos. Se volvía loco cada vez que pasabamos cerca de uno...




Hacemos una parada solicitada para descontracturar nuestras piernas y espaldas, además de darles un respiro y una buena dosis de comida a nuestros fieles porteadores.
A orillas de un caudaloso y vasto río, almorzamos un aburrido arroz con verduras sin ser conscientes de la sorpresa que nos esperaba...
Tras varias lluvias intermitentes y con ganas de volver a subirnos a nuestros elefantes y retomar la marcha, los mahouts nos preguntan si alquien quiere darse un baño con los “grandotes!”
Uauuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!! Qué ilusión!! Sin pensármelo ni un segundo, fuera ropa y ayudándome de un arbusto me subo sobre la espalda del grandullón!!! Al agua, elefantes!!



Increibleeeeeeeeeeeeeeeee! De nuevo me invade una sensación difícil de expresaros para que lleguéis a comprenderla. Mi compi “David” se anima y tambien se une al baño de elefantes.
Entre la jungla, dentro del agua, sintiendo la fuerza del agua de una cascada sobre nosotros, e incluso la suave lluvia unido al tacto de estar en contacto tan directo sobre un elefante, me teletransportaba a estar viviendo un sueño.



Dentro del agua, sintiendo el calor de su piel, le rascábamos las orejas, la espalda, el tripón y la cabezota!!
Yo hubiera estado 2 horas más rascando al grandullón pero, tocaba volver al poblado y todavía teníamos mucho camino de vuelta. Por lo que se acabó el baño por hoy!

La euforia me invade y de vuelta no puedo dejar de pedirle a mi guía, como si fuese una niña de no más de 5 años, si puedo ir sobre la cabeza de mi elefante en lugar de la incomoda cesta.. Su sonrisa fue su aprobación. Lo que creo que no sabía es que ya no le dejaría su sitio hasta llegar al poblado!!!
“Es mi tesorooooooooooooooo! Es mi elefanteeeeeeeeeeeeeee!!”




Un día más, tengo el gran privilegio de considerarme la persona mas afortunada del planetaaaaaaaaaa!

Sobre la cabeza de mi elefante, con mis piernas colgando a cada lado, sintiendo con mis manos sus incipientes y vastos pelos que le salen de la cabeza, la fuerza de cada rayo de sol sobre mi cara y el rítmico tambaleo de cada paso, consiguen fundirme con el entorno pareciendo que el tiempo en varios momentos se paralizase y sintiendome mas viva y feliz que nunca.

Oh!! Pero en esta vida dicen que “nada dura eternamente”... y cogiéndole de la oreja a mi “grandullón” puedo apreciar el poblado en el horizonte. “Como te voy a echar de menos, amigo mío!!!”

Antes de separarme de él, y terminar con esta historia platónica de amor... me planteo la posibilidad de proseguir mi ruta pero en elefante.
Que bonito es soñar, pero al final “los sueños, sueños son!”

Aunque mi día ha sido mucho más que un sueño... Un sueño de nuevo hecho realidad y vivida con los 5 sentidos!




Gracias por haber vivido este maravilloso día.