Pero esto es Vietnam o el Sahara...???




Una vez mas tras varios días en grandes ciudades, y a pesar de que me gustan las grandes urbes, siento la necesidad de salir corriendo de tanta masificación y buscar una dosis de mayor tranquilidad.

Al ser los últimos días de David, decidimos conocer las playas de Mui Ne, famosas por la longitud de las mismas, su arena blanca y por ser un spot donde se hace kitesurfffffffff!! Vamonossssssssssssss!!

Un billete de autobús turístico, cuatro horas en carretera, parada para tomar un delicioso “Café Sua Da” (café vietnamita con leche condensada y hielo), varias decenas de páginas leídas de nuestros respectivos libros y escuchar un poco de música... y “Welcome to Mui Ne”!

A primera vista podrías pensar que has llegado al típico destino de playa con poco mas que ofrecer que playa, agua y coktails bajo palmeras...
Pero tras mi fallido intento de hacer algo de kitesurf en aguas Vietnamitas por falta de viento, decidimos alquilar una motocicleta para explorar la zona y así encontrarnos con lo inesperado...

Siguiendo la línea de la costa en una agradable carretera flanqueada por cocoteros y pequeñas viviendas, llegamos al pueblo pescador originario de Mui Ne.
El paisaje vuelve a ser de postal, con una estampa de coloridos barcos pesqueros preparándose para salir a faenar a última hora de la tarde.



Embarcaciones de menor tamaño con una forma muy característica de “nuez” varadas en la playa donde pescadores reparan sus redes.



Y por último, las “cestas flotantes” típicas vietnamitas con las que suelen pescar ejemplares de menor escala cerca de la costa o a la salvaguarda de un barco pesquero mayor.


Verdaderamente muy auténtico!

Con un mapa bastante poco fiable, pero teniendo en cuenta que “es lo que hay”..., continuamos la ruta tomando otra carretera que en un principio parece llevarnos mas al interior, pero a los pocos minutos nuevamente nos hace volver a disfrutar de la compañía del azulado mar de la China Meridional con un juego de estampa de nubes mas irreales que reales.

Y sin darnos cuenta, ahí estaba la segunda sorpresa. Una muralla de dunas anaranjadas nos invitaba a rastrearlas y alucinar con su privilegiado emplazamiento con vistas al mar.
La primera parte estaba bastante trillada por la constante visita de turistas perdiendo parte de su encanto, pero si te adentrabas un poco mas, realmente sentías estar en otro sitio que Vietnam...


Tocaba sesión de fotos, correr por las dunas vírgenes e incluso saltar al vacío sintiendo el calor y la suavidad de sus arenas en nuestros pies descalzos.

“Pero no se vayan todavía...que aún hay más!”

Contentos por haber superado ya nuestras expectativas con lo que nos íbamos a encontrar en Mui Ne, seguimos más y más km hasta la tercera sorpresa.
Lanzando la vista al horizonte nos encontramos de nuevo con más inmensidad de arena.
Grandiosas dunas de un color amarillento suave bordeaban un inmenso lago donde flores de Loto flotaban dando ese toque de color al ambiente y donde todo el conjunto contrastaba con un azulado cielo manchado de majestuosas nubes que intentaban sin éxito ganar protagonismo en la escena.

Literalmente con la boca abierta, nos dirigimos a este paraje para quizás asegurarnos que lo que estábamos viendo era cierto y no uno de esos espejismos de los que hablan cuando estás a temperaturas como las que estábamos...
Paseo de 44º a pleno sol, inevitables fotos, merecido baño en el lago y encontrándonos en lo alto de la duna más elevada, sólo pudimos preguntarnos:
“Pero esto es Vietnam o es el Sahara...?”



Pienso que aunque no seamos conscientes de ello, todos tenemos ciertas imágenes preconcebidas de cada país. Como es, sus paisajes, monumentos, sus gentes, etc.
Pero está clarisimo que “esta imagen” no la teníamos en nuestras mentes...

“Vietnam nos ha vuelto a sorprender....”


Recién salido el sol, toca despedida de otro amigo con el que he tenido la suerte de poder compartir otro tramo de mi ruta NLE.



“Compi buen viaje y nos vemos en Barna con una buena fiesta de mojitos!”

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