Llegando a la pequeña "Suiza" de Camboya




La ruidosa actividad del pequeño poblado nos despierta alertándonos que toca probar suerte y ver si conseguimos llegar a nuestro remoto destino.
Ya nos lo habían advertido... "Es época de lluvias, el camino es complicado, con ese coche no llegaréis, etc. etc." Pero en esta vida todo lo que uno se proponga, se puede conseguir! Así que allá vamos con nuestro segundo intento!

Los tres montados en una super 4x4 recién lavado, cargado de sacos hasta los topes y hasta con un DVD, en el cual tuvimos la gran suerte de escuchar la canción de “Macarena” en unas 5 versiones diferentes durante las 3 horas que duró el trayecto, nos ponemos en marcha! ;-)



De nuevo el paisaje nos va sorprendiendo con un entorno mas parecido al de Suiza, que el que actualmente conocíamos en Camboya. Extensos campos verdes en elevaciones montañosas, cientos de pinares, un ambiente mas fresco y el siempre mar de barro pastoso durante todo el camino...


Tuvimos que superar varios tramos de gran dificultad por la densidad de barro, pero nuestro conductor “Camboyan-Sainz” nos sacó de cada uno de ellos casi sin pestañear mientras nosotros estábamos boquiabiertos y felices por no haberlo intentado con nuestro vehículo..."En vaya lío nos hubiéramos metido!"
Todo iba perfecto hasta que llegamos al colofón final donde 2 coches, una pickup y un minibus estaban completamente atrapados en una pendiente donde el barro parecía cobrar vida, atrapando cada vehículo como arenas movedizas...


Paciencia y a esperar a que sean rescatados para poder proseguir nuestro camino. La verdad es que resultó de lo mas entretenido ver el espectáculo de los rescates a la Camboyana, donde ataban cuerdas de aquí, mas cables allá para mover los vehículos.

Algunos por ayudar acababan igual de atrapados que su atrapado, por lo que nuestro conductor "Camboyan-Sainz" optó por no mover ni un dedo y esperar a que otros los salvasen de un embarrado naufragio.

Tras este último complicado paso, llegamos por fin a Sen Monorom, la Suiza de Camboya. Montañas, vegetación, viviendas elegantes, calles asfaltadas combinando en perfección con el siempre caos y desorden típico de Asia. Que alegría tan grande haber llegado!!

Reponemos fuerzas con una buena comida, una mini-siesta en el soportal de "Green house cafe" y para explorar la zona, que mejor que un paseo en BTT.


Nuestro amigo filipino “Toni” nos hace de guía por gusto propio y junto a el visitamos unas agradables cataratas, una pequeña presa, varios poblados donde se respiraba muchas carencias, la irrisoria prisión del pueblo, una pagoda con unas preciosas vistas y hasta los impresionantes cráteres que causaron las bombas aéreas de los Vietnamitas en contra del régimen del maldito Pol pot...




Empapados en sudor por ascender las fuertes pendientes del camino unido al sofocante calor y por alguna tromba de agua que nos sorprendió, nos vamos los tres a por una merecida ducha de agua fría unido a ropa limpia.

La odisea de llegar a este maravilloso lugar lo festejamos dándonos un festín en la casa-restaurante de una señora Alemana local muy curiosa.

Todos entorno a la mesa del salón de su casa, junto a mas expatriados locales, tres bull-dogs y un gato de la dueña, cenamos especialidades europeas cocinadas con mucho cariño, acompañado de una buena botella de vino tinto francés y como postre un sorbete de fruta de la pasión, el cual aderezabas con un licor de frutas hecho también por la anfitriona y del que no pude dejar de repetir en mas de 3 ocasiones.
(Bueno... lo reconozco... fueron 4 veces...) ;-)

Y mañana por fin toca un poco de aaaaaaaaaaaaaaacción!!!

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