Trekking a 42º por los Lençois Maranhenses

Ya llegando al extremo de nuestra ruta iniciada en Cumbuco y a una distancia de unos 640 km conseguimos llegar a la última población con acceso asequible para nuestro ya sufrido vehículo. Paulino Neves, nos daba la bienvenida como tantos pueblos ya pasados por nuestra ruta y de los cuales no tienen demasiado a destacar, más que por la tranquilidad que inunda sus polvorientas calles, las coloridas y fieles iglesias y la mirada de algún local, el cual se pregunta: “Y a estos, que se les habrá perdido por aquí...?”
Tras las clásicas preguntas, teníamos que buscar la manera de llegar a nuestro último y más complicado destino: Los Lençois Marahenses. Con sus más de 300 km2 de extensión de desierto, gigantescas dunas invaden toda la zona más próximas a la playa hasta unos 59km de costa, haciendo que su acceso sea de lo más restringido. Tras conocer un guía, con el que acabaría por desorganizar más que organizar... (pero eso no lo supimos hasta el final...) optamos por llegar a un punto de partida para admirar la bellaza de este highlight Brasileño, yendo en camioneta por la playa hasta Caburé, para de ahí embarcarnos en una pequeña barca para llegar al pequeño poblado de pescadores, Atins.
Al dejarnos aconsejar por nuestro desorganizado guía, optamos por realizar una única visita para admirar la belleza de este desierto sin fin.
Fue una visita de apenas 2 horas, lo que nos dejaron pasear por un mar de dunas y en la que una linda lagoa de aguas cristalinas nos invitaba a refrescarnos en tal grandioso enclave.
Tanta luz, tanta perfección en el moldeado de sus formas, tanto resplandor, tanta inmensidad, tanta armonía contenida en cada minúsculo grano de arena...
Los Lençois, realmente son una de esas bellezas naturales, las cuales te dejan sin respiración... Además aquí, sin aliento... por los más de 40º a la sombra que caldeaban el ambiente...
De nuevo, entre un y otro malentendido con nuestro guía sin rumbo... decidimos volver a otra población usada como campamento base, Barrerihnias, y estudiar más opciones pero esta vez, por nuestra cuenta. Y bingoooooo!!! Así fue como conseguimos salirnos del mercadeo de turistas que se cocía en toda la zona, y organizar lo que realmente tenían en la cabeza, mis compis David y Guillem, y que finalmente me animaron a unirme a la ruta con el siguiente resultado.
Otra pesadilla de discusiones con agencias caza turistas, tour-operadores, guías que no llegan a su cita por salir de fiesta la noche anterior, y alguna hora q otra de espera... porque señores....”Esto es Brasil...!!!!” Pudimos experimentar lo que era sentir bajo nuestros pies descalzos la inmaculada suave arena y por fin, sentir que estamos en ruta!!!
Saliendo de la zona de acceso general de turistas y a un paso tranquilo, comenzamos poco a poco a adentrarnos en la inmensidad de este desierto de dunas, los cuales no llegabas a percibir como poco a poco, llegaban a engullirte y embriagarte por su belleza y perfección, consiguiendo desorientarte de tal manera que cada uno de nosotros llegamos a perder la orientación de donde veníamos y hacia donde íbamos...
Los Lençoises, son ese tipo de enclaves, que considero que por mucho que intentes describir con palabras, adjetivos calificativos y similares... no existen conjunción de letras que transmitan la sensación que te invade al caminar y perderte gracias a la experiencia de nuestro guía, Mao, por este paraíso que sin sus conocimientos, podría llegar a convertirse en un auténtico infierno.
Infierno, por el abrumante calor donde los rayos del sol te perfilan con tanta fuerza y tal verticalidad que casi perdimos nuestras sombras por el camino. Una grandeza tal te rodea, que te sientes ser como un diminuta hormiga perdida sin rumbo ya que mires donde mires... todo, todo, todo, es igual...
Un árido y hostil paisaje, el cual hace duro las opciones de vida en la zona, siendo ciertos animales de tipo ganado los que pasean en las orillas de las lagoas, algunos diminutos caracoles disfrutan de largos baños, aves rapaces sobrevuelan la zona en busca de alguna débil presa hasta diminutas rojizas plantas carnívoras buscan ese sobrevivir entre tanta extrema aridez.
E incluso, un especie de aves muy raras... denominadas... "Friki-pasarinos"... que posaban para mi cámara...
Extrema y falsa aridez, ya que se trata de una zona de aguas freáticas, donde el agua brota sólo excavando a apenas medio metro de profundidad, y donde las lagoas de agua dulce se suceden afortunadamente durante todo nuestro camino.
Lagoas formadas por agua de lluvia acumulada durante todo el año, en el cual llueve hasta 300 veces más que en el desierto del Sahara y las cuales representaban cada vez que nuestras retinas las vislumbraban, espectaculares oasis que nos premiaban no sólo la mirada, sino con gratificantes baños motivadores a seguir con nuestros acalorados pasos.
A pesar de ser un océano de dunas, y donde cada una que consigues sobrepasar, aparece otra y tras la siguiente hay otra más... y a la derecha también.... y a la izquierda lo mismo... y detrás...?¿? Mejor no mirar detrás...
Son olas de arena, oleaje constante. Un espejismo de belleza árida que a modo del mayor de los museos te reta en cada paso, y te premia con espectaculares imágenes en esa eterna competición de la más bella, la más esbelta, la de mayor movimiento, la más alta, la de mayor contrastes...
Dicen que una imagen vale más que mil palabras... yo la verdad es q no pude dejar de disparar entre aliento y aliento. Aquí os dejo muestra de algunos momentos.
Espero que lo disfrutéis de alguna manera, como cada uno de nosotros lo hicimos.
Apuntarlo en vuestra lista, porque son de esos paraísos en los que en esta ocasión... es mejor no perderse....
Un fuerte abrazo a nuestro querido guía Mao, q fue un excepcional guía en nuestra travesía... además de luego sorprendernos con sus dotes en el mundo de la fiesta, el bailoteo y la juerga local. No faltó ni en la despedida!!!
Hasta la próxima!!!

1 comentarios:

Anónimo dijo...


Kilómetros de arena y millas de agua salada; el silencio versus cientos de conversaciones grabadas en el corazón; la dualidad es el error que cometemos al elegir entre 1 y más de dos. Cada paso nos acerca y nos aleja de dos cosas opuestas para convertirnos en viento ("El viajero del tiempo"). ¿ Cuál es la fórmula para la felicidad ? Buena Vida.