Vendido el pack todo incluido: templos en bicicleta, 2 miniguías de tanaka, sol de 4o grados y con extra de terremoto!





6.30h Hora que suena el despertador y comienza a ser de lo mas habitual para levantarme de la cama e iniciar la jornada... "Y eso que se supone que estoy de vacaciones...!"
Salgo feliz de mi terrible habitación despidiéndome de mis minúsculos compañeros y agradeciendo no sumar mas picaduras a la actual colección de unas 40 marcas que me tatúan las piernas...

35 minutos de trickshaw, 4 horas y media de autobús local con la mayoría de los locales mirándome con amplias sonrisas y con cara de “que hace esta rubia perdida por aquí...”, 20 minutos de un mototaxi que conducía mientras cantaba desafinando canciones Rap-birmanas, 1 hora y 40 minutos de travesía en un barco tras negarme a comprar manteles bordados a 17 mujeres diferentes y finalmente 8 minutos en una carreta a caballo al mas estilo medieval, fueron mis medios de transporte del día.



Llegando a Bagan desde el río, tuve una muy grata impresión de la población que me recibía.



Una localidad que coexiste a lo largo del río Ayeyarwadi, y cuya población se asienta en torno a una carretera principal, las bicicletas, ciclomotores sortean las carretas tiradas por enclenques caballos, pequeños bares con sus diminutas mesas y sillas de parvulario reciben a sedientos de buenas conversaciones con té verde y samosas de acompañamiento. Perros sin hogar callejean olisqueando cada puesto de comida situado estratégicamente en el camino de viandantes, y la presencia de turistas se hace algo mas notable sin llegar a irrumpir con la serenidad y tranquilidad que desprenden sus calles.



Mi primer día consistió en una tranquila toma de contacto, ocupándome de mis necesarios quehaceres como colada, lectura, internet, pequeñas compras y asegurar tener a punto las baterías y la cámara, que tienen mucho trabajo por delante...!

Disfrutando en la azotea de mi desayuno de órdago, ejecuto mentalmente el plan del día. Plan con el cual pretendo perderme pedaleando sobre una bicicleta de alquiler entre los mas de 4.400 templos, pagodas, stupas, monasterios y demás edificaciones sobreviven desde el año 1287.



Pero como lo de viajar en solitario, os aseguro que es bastante complicado estar en “solitario”...
No fueron mas de 5 pedaleadas las que pude dar, cuando dos niños con sus amarillentas caras de tanaka me sonrían e iniciaban la clásica conversación que todos utilizan como método de aproximación al turista.
“Whats your name? / Where are you from? / How many brothers and sisters?”...etc.etc.etc.
A pesar de que intenté deshacerme de ellos en varias ocasiones para poder pasar una jornada a mi aire, consiguieron conquistarme gracias a su simpatía, sus historietas y hasta con sus malos chistes!

Pedaleando bajo un sol de justicia con mis nuevos amigos nos alejábamos de la modesta ciudad para adentrarnos en el área que luce con orgullo estas preciosas obras arquitectónicas.



Pero lo mejor estaba aun por llegar... Parando en uno de estos templos, ascendimos a la parte mas alta para admirar las vistas.
Y efectivamente... como si del telón de un teatro se tratase, salir de nuevo a la luz a traves de la minuscula puerta superior y encontrarte con esta perspectiva, fue un autentico regalo.



Una llanura con montañas limítrofes al fondo, da cobijo a mayoritariamente templos de variados tamaños de ladrillo rojo, en conjunto con enormes palacios de gran envergadura, relucientes stupas reflejando el resplandor del sol y fortificaciones medio derruidas por el paso del tiempo, varias guerras e incluso terribles terremotos...



El resto del día transcurrió como en el juego de la Oca, pero en esta ocasión evidentemente de templo a templo y tiro porque me toca!


Dando pedales y cantando canciones de Bob Marley con mis dos mini-guias, “Chow-Chow y Mousi”, me llevaron por caminos perdidos, mostrandome desde los clasicos templos de visita obligada hasta otros de menor rango pero no de menor encanto.



Ya con dolor de piernas y de trasero, pero satisfecha por el deleite de dia, me despido “hasta mañana” de mis dos compis, para darme una merecida ducha, cena y a dormir!!



02:47h...........Soñando desde mi cama, derrepente una fuerte sacudida consiguió despertarme de un enorme salto! Tuvieron que pasar varios segundos con la respiración acelerada hasta poder ser consciente de que eso había sido un TERREMOTO!
Con el susto en el cuerpo, examiné la habitación e intenté pensar cual era el plan en caso de que volviera a suceder...
Afortunadamente sólo se quedó en esta pequeña réplica y tras varios minutos en vela, el sueño volvió a apoderarse de mí.

Tras el incidente de la noche, mi siguiente jornada transcurrió de nuevo a pedales junto a mis dos pequeños compis pero esta vez explorando zonas algo mas remotas.
“Bupaya, Ananda ok Kyaung, Buledi, Sulamani, Manuha paya, Sittana paya...” son solo algunos de los tantisimos templos a visitar.


Toca disfrutar de nuevos Zedis con mas Budhas, esculturas en piedra, puertas de madera labradas, paredes con inscripciones indescriptibles, arcadas con pinturas al fresco, flores, ofrendas y todo sumergido en un fuerte olor a incienso en el ambiente.
Bagan tiene tanto que ver que podrías estar semanas recorriendola sin acabar de verlo todo...


Pero creo que cada uno debe saber cual es el límite de asimilación de dosis de templos que su médico le prescribe, para no saturarse y acabar cogiendo una intoxicación arquitectónica.

Feliz por mi experiencia en este lugar, con dos nuevos amiguitos a los que enviar fotografías, me marcho hacia el este a reencontrarme con mis dos otros amigos y festejar juntos el Festival de “Phaung Daw Oo” en Inne Lake.

Tomar nota: Bagan es otro lugar a no perderse en este mundo! “Y ojo que los terremotos están intentando acabar con ello... Yo lo sentí”

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