Mandaley. Campamento base para explorar los siglos de cultura





Esta vez es el bullicio de gentes, bocinas, motores y vendedores ambulantes los que en conjunto me despiertan de mi mas allá, para volver al más acá...
Tras 14 horas de autobús con aire acondicionado, dolor de cuello, falta de horas de sueño y soportar los ronquidos locales... por fin hemos llegado a la ciudad de Mandaley!

A orillas del río Ayeyarwady, con una población de casi un millón de personas, una red de calles polvorientas, perfectamente perpendiculares y bien indicadas numéricamente, se alzan edificios modestos donde se aprecia con un simple vistazo el paso del tiempo y la falta de pintura, en conjunto con sus gentes ocupando cada esquina con sus labores del día.

Tras descansar unas horas, desayunar en un puesto local unos deliciosos “Chapati” con una salsa de garbanzos y calmar la sed a base de té verde, trazamos el plan de rastreo de la ciudad.


Una vez mas me gana un pobre abuelete conductor de un “trickshaw” que por apenas 3€ al día nos llevaría a todos los sitios que quisiéramos...
Descartamos las bicicletas y sentados espalda con espalda, mi compi “Retto” y yo, vamos callejeando con una panorámica de 180º, disfrutando de el espectáculo que cada calle, cada puesto y cada alegre local te ofrece.



Entre los puntos de interés de la ciudad, destaca el templo de Mahamuni Paya, donde un Buda de 4m de bronce es cubierto cada segundo únicamente por sus fieles de género masculino con hojas de oro, mientras que las mujeres rezan sentadas alzando sus palmas en un segundo nivel.
El Palacio Real y el fuerte fueron a nuestro parecer bastante decepcionantes, al no tratarse de los reales ya que fueron destruidas durante la IIGM y ser meras reconstrucciones realizadas además con mano de obra esclava...


Disfrutar de las vistas desde Mandaley Hill a 760m de altura desde las cual se divisa la gran explanada donde se asienta la ciudad, el río y los incontables templos, pagodas y stupas que como “setas en un bosque”... se dejan ver entre la vegetación y el horizonte.


Con el atardecer, el sofocante calor de todo el día me pasó factura, con un fuerte golpe de calor que me hizo irme a la cama el resto de la tarde y noche...

Pero, como siempre tengo pilas de recambio a mano... la mañana siguiente ya estaba lista para mas combate!

Hoy tocaba explorar los alrededores montados en los transportes locales, y con la inevitable incógnita de si realmente nos llevaban donde queríamos...


Llegando con éxito a nuestro destino, iniciamos la jornada a pie por las laderas de la pacífica “Sagaing Hill”. Visionando las 500 stupas que se alzan como centro de peregrinación de muchos budistas además de ser el hogar de más de 6000 monjes, te haces consciente de como su religión es de vital importancia para ellos, encontrando siempre fieles dispuestos a rendir rezos, culto o unos simples minutos de silencio a cualquier hora del día.



Continuamos hacia “Inwa”, tras combinar a la perfección una pickup local, un barco, una caminata de 3km y por fin una carreta tirada por un viejo caballo llamado “Madonna”...
“Inwa”, que fue la capital durante 400 años te regala una extensión de tierra llena de canales de agua, campos de cultivo y arrozales, en consonancia con mas pagodas, templos, stupas, monasterios, puentes, murallas y demás edificaciones del siglo 18 en ruinas.



El paseo resultó de lo mas agradable a pesar del traqueteo de la carreta y de los siempre insistentes vendedores que intentan colarte algún recuerdo del lugar por precios irrisorios...
A pesar de seguir con la rutina de ver mas y mas templos, hay que decir que siempre tienen algo nuevo con lo que sorprenderte.

Para terminar el día, volvimos a acertar con nuestro siguiente bus local que junto con un paseo de 40 minutos llegamos a disfrutar del atardecer en “Amarapura”.
Con el nombre de “Ciudad de la Inmortalidad”, Amarapura luce con orgullo el puente de Teka más largo del mundo. Con sus 1200m de longitud, sus mas de 1.000 postes de madera y sus constantes casi 2.000 viandantes diarios, el entorno del puente alzado sobre aguas del lago Taughthaman es mágico. No solo por sus increibles "Sunsets" sino por la vida que fluye en el.



La vida en el puente transcurre entre mujeres cargadas con enormes cestos, cazos u objetos alzados sobre sus cabezas, monjes ataviados con sus túnicas, niños pescando desde sus postes, algunos mendigos rogando por alguna moneda y decenas de locales simplemente disfrutan de la tranquilidad del lugar sentados sobre esta estructura de mas de 200 años.



Para cerrar el capítulo de Mandaley, no podíamos perdernos conocer “Mingun”.
Tras una travesía en barco de casi dos horas, bajo un radiante sol llegamos a esta zona, la cual fue azotada por un fuerte terremoto en 1838 dejando parte de sus templos con grandes daños.
Entre varias de sus edificaciones puedes disfrutar de Mingun Paya con casi 160m de altura y unas grietas del tamaño de alerta...te hace dudar sobre subir hasta su parte mas alta, no vaya a ser hoy el día que decida venirse abajo...


En contraste con esta gran edificación, se alzaba “Hysinbyume Paya” con un resplandeciente blanco, 7 niveles de terrazas con arcadas y una arquitectura muy diferente a lo visto anteriormente.


Por último, en Mingun se encuentra la segunda campana mas grande del mundo, con un peso de 90 toneladas, una altura de mas de 5m y un “DONG!” que hace honor a su tamañoooo!!!

Tras empaparnos con fuertes dosis de cultura y religión de los últimos cinco días, nos preparamos junto un nuevo compañero de viaje, “Nico”, para ir hacia tierras del Norte y a base de la suela de nuestras botas combinar todas lo aprendido de la historia del país hasta ahora con la realidad que viven las gentes de la Birmania actual.

0 comentarios: