II Fase de reencuentros en Camboya





Con las pilas bien cargadas tras nuestra buena dosis de sensaciones de los ultimos días, nos ponemos de nuevo en carretera con camino a la gran ciudad, Phnom phen.
Km y mas km de camino polvoriento, denso y peligroso tráfico de camiones, coches y motocicletas que te adelantan por cualquier lado y pitan sin cesar y de nuevo las extensiones de llanuras que abracan la geografía general de Camboya nos acompañan durante todo el trayecto.

Como una visita médica, paso apenas unas horas en la capital sin dejar de pasar por el bar "Snowys" para tomarme una cervecita en su balcón al borde del Mekong viendo los enormes barcos mercantes pasar y disfrutando de la buena múscia que siempre acompaña al lugar.



De nuevo toca despedirse de nuestro compañero de viaje "Peter" ya que nuestros caminos se separan y con un billete de autobús nocturno, me dispongo a llegar a la costa sur de Camboya.

5.45h
El sol vuelve a brillar timidamente entre nubes de algodón y es otro viajero local el que me despierta de mi comodo butacon, anunciandome que ya hemos llegado a "Siaunkville!".

"¡Que ilusin volver a ver mi querido mar tras tantas semanas! ya le echaba de menos!!"

Montada en un mototaxi me recorro unos 12 hoteles con poca fortuna, buscando una cama en la que volver a soñar otro rato...siendo mi primera impresión del lugar no muy positiva.
Desestructuradas calles y avenidas, bordeadas de enormes hoteles con carteles luminosos, restaurantes, agencias y mas y mas tiendas para turistas sin rastro del mar y la playa...

Pero mi verdadero motivo de venir a este lugar no son sus playas, ni sus islas, ni sus aguas... Voy a tener mi segundo feliz reencuentro en Camboya! Mi amiga del alma, Magali con su encantador novio, Pau!

Esta vez es con una cómica bicicleta tamaño infantil, el medio con el que llego al encuentro de mi amiga.
Que emoción tan grande encontrarnos a tantísimos km de nuestra querida Barcelona!
Un gigante abrazo volvió a juntarnos tras mas de 8 meses desde el último que nos dimos antes de partir.




David tras tramitar su visado en la capital y unirse de nuevo, decidimos homenajearnos con una cena al borde del mar con los aperitivos típicos españoles traidos con cariño por mis compis, "jamoncito, lomo, esparragos, aceitunas y hasta vino tinto", con una gran parrillada de pescado Camboyano, fueron la combinación perfecta para celebrar el gran reencuentro!



Pasamos unos días geniales disfrutando de la playa, sus agitadas aguas, realizando excursiones en barca por los manglares, visitando playas y poblados perdidos, pero sobre todo disfrutando de poder compartir tantas vivencias, sensaciones y momentos que me regalan cada día pero con mi gente querida.




Llegando al este en un coche privado con un simpático anciano que hablaba un buen francés, conocemos la castigada ciudad de Kep. Ahora montados en un tuctuc de nuestro amigo "El Piños"(solo tenia un par de dientes...) descubrimos un precioso entorno con plantaciones de café y arroz y monumentales mansiones abandonadas y destruidas durante el regimen de Pol pot.
Y es aquí, donde nos despedimos sin antes disfrutar de un gran festín de cangrejos recién cogidos del mar.



Mmmmmmmm! Que delicia!

Con un enorme abrazo y más y más besos, nos decimos un "Hasta pronto!" para volver a celebrar el reencuentro la siguiente vez en Barcelona!




"A mis queridos amigos Magali y Pau. Un besazo enorme y nos veremos muy pronto!
Gracias por vuestra compañía y vuestro cariño!"

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