Travesía de 2 días por el Mekong, Laos.




De nuevo dejo atrás otro maravilloso país con sus momentos, sus sonrisas, sus amaneceres, y tantas sensaciones, para empezar un nuevo capítulo en otro país vecino que también ha pedido su turno en la etapa de No limits expedition – Asia.
Así que, Laos me llama a gritos que vaya para yaaaaaaaaaa!

Una van con mas turistas nos conduce a la frontera por una tortuosa carretera de mas y mas curvas, apenas dormimos 3 horas para desayunar en una terraza increíble y prepararnos para el papeleo clásico de las fronteras.
Esta vez, resultó hasta agradable y sencillo, comparada con mi mala experiencia en Camboya... Un paseo en barca cruzando el Mekong, rellenar formularios, pasaporte, pagar “como siempre”, un extra de 6$ a la policía (además de los 20$) esta vez, por ser fin de semana... fue la tónica de la mañana.

Conseguido! Ya tengo mi nueva estampita en mi pasaporte y ahora toca ir en busca de nuestro barco, que será nuestro hogar los siguientes 2 días por el Mekong.
Un barco de madera con la pintura desgastada, incomodisimos bancos de madera y unos 30m de eslora sería nuestro medio de transporte hasta la esperada ciudad de Luang prabang.

Navegar por el Mekong durante dos dias, una media de 8-10 horas diarias a mi me resultó una experiencia genial.
El barco navegaba a una suave velocidad donde el sofocante calor se veía aliviado por una suave brisa. El entorno resultaba tan grandioso, con montañas delimitando el camino, diminutos poblados, vegetación que intentaba inundar el mismo río, y el gran Mekong. Se siente la grandeza de este río desde el mismo momento que te adentras en él.



La fuerza de sus corrientes formando remolinos todo el camino, el color marrón chocolate y la misma densidad del agua, te hace sentir como un pequeño Indiana Jones en busca del Arca perdida!!! (Al menos yo me sentía así... ) ;-)



Fueron muchas horas. Horas donde acabas conociendo a las mas de 150 personas que viajábamos hacinados en un minúsculo espacio, y donde como si de un secuestro se tratara, todo el mundo mataba las horas como buenamente podía: leyendo, dibujando, jugando cartas, durmiendo, tocando la guitarra, haciendo fotografías, escribiendo sus diarios, conversando o simplemente disfrutando del paisaje que nos rodeaba.





Tocamos tierra, y con tantas horas a bordo, acabamos juntándonos un divertido grupo de holandeses, una New yorkina de Taiwan, una alemana, y un trío de españoles en el guesthouse de “Mama”. Una señora vizca Lao con sus 4 hijas, que te recibía con un abrazo, y ofreciéndote Té, bananas y un “take it easy”!!
De nuevo hemos encontrado nuestro pequeño hogar temporal en Laos!!

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