NYC: última parada en la gran manzana antes de llegar a un nuevo mundo: mi mundo!




Haciendo un pequeño alto en el camino antes de poner mi punto final de esta edición de NLE, consigo cuadrar mis siempre variados itinerarios de vuelo para pasar una frenética jornada en la ciudad de NYC!



Todo completamente organizado por mi tour-guía privado, “Marco Polo” aterrizamos en la gran manzana casi de madrugada y con el cansancio de soportar una larga escala en Atlanta y la gran pesadilla de pasar los severos controles de aduanas, inmigración y seguridad general, que prefiero ni comentar...



Con las mochilas ya en mano, cogemos uno de los miles de “yellow cabs” que tanto simbolizan esta gran urbe para así adentrarnos en el corazón de la ciudad.




Atravesando el iluminado puente de Brooklyn, ya en el horizonte se podía divisar el impresionante skyline de luces que nos daba ese “Welcome to New York!”... y al que quizá le faltó unos graditos de temperatura ambiente para que fuese algo más calurosa... “Ayyyyyyyyyyyy!! qué frío haceeeeeeeeee y yo sin abrigoooo!!!”

A pesar de ser ya de madrugada, aprovechamos que el metro está abierto las 24 horas y los 365 dias del año, para ya explorar el archiconocido “Times Square”.



Con sus millones de neones, señaléticas, pantallas gigantes y miles de luces de colores luchando por ganarle la partida visual a sus rivales, nos paseamos entre esta contaminación lumínica admirando este arco iris futurístico con un buen café “Latte” entre manos, intentando paliar algo el frío de las 3:00h de la madrugada...




La jornada siguiente comenzó con un sol radiante y un desayuno completo a base de french toast con canela, huevos “special NYC”, fruta variada, zumo de naranja y un enorme y delicioso capuccino.
Todas las energías necesarias para comerse el mundo!



Tras el gran atracón matutino, tocaba rastrear todas las calles y avenidas clásicas de esta gran y atractiva ciudad. Desde la clásica 5a avenida con sus lujosas tiendas tentando con sus productos más exclusivos a todo comprador compulsivo que se le ocurra pasar por ahí...


La zona de Soho, un barrio con sus encantadoras casas al mas estilo “Nothing hill” donde señoras de abrigo de piel pasean sus diminutos chihuahuas cada mañana.

Divisar la inmensidad de los cientos de rascacielos de la zona financiera, Wall street y disfrutar de los 381m del Empire state.

Hacerme una foto con la calle que ya han hecho en mi honor... ;-)


Obligado paseo por el pulmón de la ciudad. El gigantesco “Central Park” con sus zonas verdes e incansable actividad de gente haciendo deporte, niños balaceándose en columpios o ejecutivos tomando una pequeña siesta al sol.



Alucinar con la mega tienda de MAC de la 6ª avenida donde te cobran de forma individual cualquier vendedor, haciéndote llegar la factura a tu email en ese mismo instante...
y hasta tener la ocasión de tocar con los pies...el famoso piano gigante de la película "Big", intentando quizá volver a esa infancia que ninguno queremos perder...!


Nueva york, definitivamente es una ciudad con carácter propio.


Su mezcla de razas conviviendo en máxima armonía, con latinos, hispanos, afro-americanos de un color tizón o una tez marrón chocolate, orientales inclasificables, rubias platino, blanquitos ejecutivos y una larga lista de mezclas y que “Viva la Diversidad en igual de condiciones!”
Todos y cada uno de ellos interpretando a la perfección el papel que se les ha otorgado en esta sociedad cosmopolita de Nueva York, donde “como siempre” el factor tiempo determina la vida de todos y cada uno de ellos.

Viviendo al son del implacable “tictac” del reloj y con el siempre condicionante de estar inmerso en una sociedad la cual cataloga a la gente según la calle y avenida en la que vives, que puesto de trabajo tienes o la marca que aparezca en tu camiseta... cada personaje de esta película sin fin vive bajo el fiel lema de:
I LOVE NYC!





Y....
Aquí estoy de nuevo.
Otro aeropuerto mas.
Otra puerta de embarque mas.
Otro destino al que llegar.
Otro billete de avión en mis manos al que miro fijamente.




La única diferencia es que éste es el definitivo.
Mi destino final está impreso en este papel barnizado y pone: Barajas, Madrid.
No puedo evitar sentir un cierto vértigo, un cierto temor y hasta una pequeña falta de aire.
Una mezcla de sentimientos contradictorios me impulsan a querer llegar a ese destino que en definitiva "Es mi pequeño mundo!" y otros me impulsan a salir corriendo en cualquier dirección buscando la palabra EXIT...

Pero no.

Me subo ya mismo a mi avión, intentando canalizar esa bomba de relojería de sensaciones, porque sé que tengo mucho que hacer y mucha guerra que dar tanto en Madrid y Barcelona, rodeada de tanta gente que quiero...




La sensación de libertad que he tenido durante estos 14 meses, me la guardo por un tiempo; sabiendo que siempre, siempre... seguiré teniendo las alas guardadas pero listas para echar a volar de nuevo, en el momento que mi mente, mi corazón o mi alma me lo pida.

Mi pequeño mundo...: Ojo que ya llego...Ojo que allá voy!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

very nice photos Ale :)

i wish i could read your post :)