Sobreviviendo a un error y un dia fatal



Era un martes cualquiera, día en que me disponía a dejar atrás un país lleno de sus vivencias y reencuentros para comenzar una nueva etapa por Vietnam en busca de más dosis de sensaciones.

Tras la vuelta a España de mi amiga Magali y adelantarse David hacia tierras vietnamitas, me refugio unos días en un hotel con mucho encanto, inmensas vistas al mar y con una agradable piscina esperando que llegase la fecha que mi visado me permitía la entrada a este nuevo país.

El día llegó y con él, mi conductor de tuctuc “El Piños” el cual me conduciría en su colorido vehículo hasta la frontera mas sur de Vietnam, “Ha tien”.



El recorrido en sí fue una delicia, 2 horas y medio recorriendo pequeños y asolados poblados donde alegres niños en sucios harapos te saludan con toda su energía positiva, mayores labran las infinitas tierras, hombres descansan en hamacas al cobijo de alguna sombra y la calmada rutina se sucede sin pausa pero por supuesto que sin prisa alguna.



Una vez mas, otra frontera. Otro paso a superar donde nunca sabes como policías con placa van a hacer uso de su autoridad...
En este tipo de viajes y mas si eres mujer y viajas sola...son momentos que suelen ser de cierta tensión ya que el factor sorpresa siempre está ahí.



En esta frontera lo normal es coger un mototaxi desde el lado de Camboya y cruzar con el hasta el otro lado para que luego te conduzca al siguiente poblado a 8km.
Con mi mochila de ropa sobre el mototaxi y cargando al hombro con mi demás pertenencias de valor pasé el primer control de salida de Camboya sin ningún contratiempo.
Desde este punto, mi mototaxi me condujo hasta el siguiente control ya en Vietnam a 1km aproximadamente de distancia.

La frontera en sí no era tan caótica, sucia y apocalíptica como la pasada en Poipet, pero había un gran transito de gente local sin control alguno de un lado para otro cargados de cajas, bolsas y mas y mas bultos y sin rastro de un solo turista.



Llegando al segundo control, frontera para entrar a Vietnam le dije a mi conductor que me diese mi mochila de ropa para pasar el control, pero me explicó que el podía pasar con la mochila y esperarme al otro lado, ya que el cruzaba cada día sin control alguno, tal y como sucedía en ese momento.
Yo por no cargar con ella, acepté sin miedo a que me la pudiese robar ya que sólo se trataba de ropa, teniendo mis pertenencias de valor conmigo.


ERROR! ERROR! ERROR!


Pasé el control del primer oficial de cara enfadado, el cual me revisó el pasaporte pidiéndome un dollar “porque si”... A lo cual acepté sin rechistar sobre todo por que parecía el de mayor autoridad por el colorido que portaba en el pecho y porque no iba a conseguir nada positivo...

Resignada por tener que aceptar su chantaje llegué al segundo control que era de aduanas y continuando con la rutina, rellené el clásico formulario donde te preguntan sobre tus pertenencias.
Mi corazón latía a un ritmo normal hasta el momento de llegar a la pregunta de “Tiene algún equipaje en este momento que no esté bajo su vigilancia?”...
Con mi mochila en paradero desconocido, firmé el cuestionario con el pulso acelerado para acabar con el trámite lo antes posible, mientras el policía Vietnamita recogía el papel a la vez que señalaba detrás mío...
Extrañada me di la vuelta sin saber a que se refería el policía, encontrando para mi gran sorpresa mi mochila sobre un scanner...
El policía con paso firme se acercó pidiendo que la abriese ya que la quería inspeccionar...



Dios mío que vuelco me dio el corazón! En menos de un segundo me imaginé toda la película, viendo como mi conductor de mototaxi me había metido algo en la mochila y compinchado con el policía, me iba a inspeccionar mi equipaje encontrando “vete tu a saber que...” con la consiguiente extorsión de dinero para solucionarlo como el mejor de los casos... y no podía ni quería imaginar el peor... siendo cárcel, juicios, abogados, etc.

En menos de 2 segundos, en mi mente me había convertido en la protagonista de una de tantas películas e historias reales y trágicas que se suceden en cualquier parte del mundo.

Abriendo la maleta con el corazón a punto de estallar por la velocidad que me latía, intentando controlar los temblores que mi cuerpo ejercía sobre mi, el policía de ojos rasgados y sonrisa de hielo me hizo abrir varios bolsillos y compartimentos, rebuscar entre la ropa, examinar mi botiquín, mirar dentro de mis botas de trekking hasta que finalmente me dijo, "Ok Ok", marchándose de nuevo a su caseta.

Dios mío! Nunca pensé que 4 minutos pudiesen congelarse en el tiempo y durar una vida entera.
Con sudores fríos, manos temblorosas y un nudo en el estómago que me costaba respirar, no podía creer todavía lo estúpida que había sido y el error tan fatal que había cometido.
Llevaba 7 meses viajando sin ningún incidente, cuidando cada detalle, controlando mis pertenencias de valor, las salidas nocturnas, fiandome lo justo y necesario de la gente y ahora había superado con creces todos los posibles errores que uno puede cometer viajando. Me había confiado y me había relajado... Quería romper a llorar por la tensión del momento, pero tuve que contenerme y mantener las formas que se requerían en esa ocasión.

Afortunadamente todo se quedó en la historia que os relato en este momento, pero a pesar de que me averguenzo y arrepiento en grado sumo de haber cometido este gran error, creo que contároslo puede advertiros de que estas cosas suceden y no solo en las películas.
Y en mi primera persona, me sirven de lección para no bajar la guarda ni un solo segundo de lo que me queda de viaje.

Esta clarísimo que esto no me vuelve a pasar!

Antes de poder dejar atrás el control policial, debía enseñar nuevamente mi pasaporte en una última caseta. Un joven policía lo revisó cediéndome el paso, pero cuando ya me disponía a marcharme en mi mototaxi, otro policía me llama de nuevo...

Qué pesadilla! De nuevo mostré mi documentación, y en su incomprensible idioma para mí se dirigió al primero, cogiendo de nuevo el pasaporte y volviendo sin mirar atrás al primer punto de control...
De nuevo la tensión se apoderó de mí, no quedándome mas opción que escoltar mi pasaporte junto al policía.
Resultó que el problema derivó del incompetente policía que me había estampado la fecha de forma errónea. Un par de nuevos sonoros sellazos y hasta un sonrisa del policía, fueron mis últimas imágenes de la frontera.



Pero el “día fatal” no acabó ahí.

Tras todo lo ocurrido, me alejaba contenta por ser consciente de la suerte que había tenido y sólo pensaba en coger el autobús en el siguiente poblado, conectar mi Ipod y evadirme de la amargura del horrible suceso.

Mi siguiente duelo llega cuando llego a la supuesta estación de autobuses, que parecía más un mercado que cualquier otra cosa ya que ni rastro de algún autobus...
La gente no sólo no me entendía sino que no querían entenderme... Sólo caras largas, No's por doquier y miradas que evitaban la mía...
"¿Pero como es posible que la gente cambie tanto en apenas unos Km de distancia..??"


Sólo podía contar con un hombrecillo de metro y medio que me decía que “NO bus, no bus”, pero que podía coger otro bus en el siguiente pueblo...
Desesperada por la falta de ayuda y de información me monté en su motocicleta hasta el siguiente poblado.
Por mi guía sabía los km hasta el siguiente pueblo y podía saber que al menos íbamos en la dirección correcta... Pero la siguiente sorpresa vino cuando se desvío por un camino de tierra y me llevó a una zona de viviendas mas bien categorizadas de chabolas...
Parando la motocicleta me dijo que debíamos esperar ahí 2 horas y que el autobús me recogería en ese lugar...

Tras la mañanita que llevaba, mi paciencia se agotó en ese mismo instante. Me negué en rotundo, exigiéndole que me llevase a una estación de autobuses. El hombrecillo nervioso con su escaso inglés llamó al supuesto conductor de autobús, pasándome el teléfono tuve que escuchar a un hombre que me intentaba convecer de que me quedase en ese lugar con un inglés correcto.
De nuevo, mi negación fue rotunda a la vez que le colgaba el teléfono, mi tono de voz comenzó a subir de volumen hasta el punto de estar rodeada de todos los vecinos curiosos de saber que sucedía...
A punto de coger mi mochila y ponerme a andar...el hombrecillo accedió a llevarme mas km hasta una estación real de autobuses.




"Ufffffffffffff!!! Por fin llegamos a una estación real. Que respiro y que alegría!"

Aunque esta alegría se disipo en apenas unos segundos cuando en la taquilla me dicen que NO hay bus a mi destino, Can Tho, en el Delta del Mekong.
No me lo podía creer... Esto no me podía suceder...
De nuevo mas caras serias, largas, negativas, y absolutamente nadie que me entendiese... La desesperación y frustración me golpearon de lleno.

Sentada pensativa sobre un taburete de 30cm, y con el hombrecillo esperando a que le pagase... llegó un autobús que iba a otro destino cerca del mío.
Sin dudarlo, decidí subirme corriendo y una vez ahí ya veríamos!

Mi siguiente problema vino que para pagar al hombrecillo cuentista sólo tenía dollares, y cambiando mis dollares a la moneda local a un pésimo cambio en ese mismo momento, pretendía darle una cuarta parte de lo que habíamos acordado ya que mentalmente tenía mal el tipo de cambio...

La siguiente imagen constaba de mi persona en el centro de un corro de 20 personas aproximadamente vociferando en Vietnamita como poseídos, el hombrecillo enfadado frente a mí me gritaba aún más alto mientras todo el autobús repleto de pasajeros hasta el techo me esperaba pasivo interesados también en el altercado con la turista...

Ese momento me superó, sintiendo por unos instantes que el tiempo nuevamente se ralentizaba y todo se sucedía en cámara lenta.
Tras todo lo sucedido en esa mañana, sin comer ni beber nada desde el día anterior, 38º de temperatura y gente que solo me gritaba sin entender ni una sola palabra... sólo quería salir corriendo de aquel lugar.

Hasta.... hasta que apareció mi ángel de la guarda!
Haciéndose paso entre el corrillo de gritones, un chico vietnamita con camisa y que hablaba un mínimo de inglés, me ofreció su ayuda haciendo de traductor y confirmando el tipo de cambio correcto.
Pagando lo acordado y subiendo al autobús a un destino que no era el mío, rompí a llorar sin poder evitarlo, liberando un ápice de la tensión inyectada por cada enfrentamiento y suceso del día.

El final de esta “historia interminable” acabó con mi ángel de la guarda sentado a mi lado, queriendo practicar su escaso inglés durante todo ese trayecto y un tercer viaje en motocicleta para coger nuevamente otro incomodísimo autobús a mi destino final: Can tho.



Resultado: [2 horas de tuctuc+extorsión y confusión por un terrible error mío en la frontera + 3 mototaxis + peleas varias con locales a grito pelado + 2 autobuses sin suspensión + ayuda de mi ángel de la guarda vietnamita = llegar a Can tho y reencontrarme con mi compi David agotada pero sana y salva]

"Vaya intenso recibimiento Vietnam..."

6 comentarios:

D. dijo...

Vamos, de pelicula... animo. Y supongo q aun te pasaran cosas mas raras... un besazo grandote desde Vlc.
MUAKS.
Dany.

armando dijo...

alucino, eres la más grande Ale, seguro que en verdad los tenías a todos acojonaos.
Sigue así.
Un besazo

Anónimo dijo...

Miles de gracias por los animos!
Sigo a tope y a por todas!!
(Eso si...ahora no me separo de mis bultos ni en la ducha...) jejejeje


1 besazo enorme!!

Ale ;-)

mama dijo...

Ale, eres genial!!
me imagino que esta gente no está acostumbrada a que una mujer les grite, y al final consiga lo que quiere... los debias tener desconcertados.
Un petonàs, i cuidat molt.

Pepi.

Mónica dijo...

Alita, madre mía, se me paraba el corazón al leerlo! muuuuuak!

Gonzalo dijo...

Que grande Ale, a hombros y con las manos llenas de trofeos, asi se sale de un pais y se entra en otro !!!.

Animo, que te lo estas pasando pirata bribona...

Bsucos