Las 3 mosqueteras en Vang Vieng.




Increible. El viaje en una apretada minivan destino Vang Vieng, fue en si una grata excursion. Para mi sorpresa, grandiosas montañas y mas montañas fueron nuestras compañeras de viaje, deleitandonos con vistas panoramicas y unas curvas de vertigo. Suerte que llevaba biodramina!



Llegamos con el atardecer a Vang vien, por lo que nuestra primera impresion fue bastante mala al solo ver un polvoriento pueblo repleto de turistas, restaurantes, bares con grandes Tv, y agencias, todo muy dirigido al Turista occidental con ganas de fiesta.

Tras acomodarnos en una espaciosa habitacion para 3 al otro lado del rio, toca planear los siguientes dias, incluyendo el plan del "Tubing"...
Para tantear un poco el terreno, el primer dia queremos darle una oportunidad al lugar y tras elegir unas bicicletas y mapa en mano, nos ponemos en marcha para recorer una ruta por los alrededores de 37km.

De nuevo, las 3 con la boca abierta...




Que paisajes y que placer poder disfrutarlos con sol sin el sofocante calor de cada dia.
Un camino de tierra arcillosa nos dirigia entre los siempre fotogenicos campos de arroz, donde los locales trabajaban sin descanso y donde ademas hacia de funcion de espejo, reflejandose en ellos, las escarpadas montañas de oscura piedra caliza caracteristicas de esta zona.





El dia lo pasamos pedaleando alegremente, saludando a cada sonriente niño, adulto o anciano que nos cruzabamos con el clasico "Sabaideeee!, explorando alguna de tantas oscuras cuevas de la zona,



bañandonos en el rio con saltos desde los arboles y hasta pudimos aprender como se planta el arroz con unas pequeñas practicas supervisadas por un campesino local.




El unico inconveniente con el que nos topamos en mas de 3 ocasiones, fue que durante la ruta teniamos que cruzar cantidad de rios y riachuelos, algunos se podian cruzar sin problemas, pero si querias hacer uso del pertinente puente, tenias que pagarle al local de turno la "tasa de peaje" que ese dia le apetecia...
Con lo que, al 4º puente, con la campesina de turno y un buen palo de bambú en su mano, hubo que negociar duramente para no tener que pagar su estafa...o llevarnos un palo si nos negabamos a pagar...
Jejejeje




Pero, apesar de los peajes locales, acabar con barro hasta las orejas, las reparaciones de las bicicletas, de no sentir el "trasero" por el incomodo sillin y de tener que bañarnos en el rio al finalizar el dia ya que no habia agua para ducharse... Fue un dia 10!

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