Ciclotursimo extremo a -5ºC por la capital China!




Sentada en mi asiento entre dos orientales que entre sonrisa y sonrisa, no paran de hacer molestos ruidos entre desagradables sorbidos durante la comida con escupitajo final que me abstengo de describir...
Seguido de unos rítmicos ronquidos al más estilo cerdito entre cabezada y cabezada... intento concentrarme en la lectura sobre mi siguiente destino:
Beijing. Pekín. Una de las ciudades más pobladas del planeta. Con más de 3 millones de coches en sus calles. Una concentración de dióxido de carbono en el aire equivalente a fumar 70 cigarrillos diarios. Con una cultura milenaria de más de 2200 años A.C enfrentada a un crecimiento económico emergente descomunal, son algunos de los datos que hace que sienta un cierto vértigo por aterrizar en esta gran ciudad!



Pero llegó el momento. El comandante en un chino muy gracioso (al menos para mí...), anunciaba que en unos minutos pisaríamos tierra... Beijing! Preparate que llego!!
Que pasada! Solo la primera impresión del aeropuerto era monstruosa... Super moderno, con una imponente línea arquitectónica, impoluto, y todo tan bien coordinado que en apenas unos 15 minutos estaba saliendo por la puerta en busca de mi autobús con letras chinas para llegar a mi hotelito.
Al final la que se tuvo que preparar fui yo... ya que mi primera bienvenida fueron los -5º Centígrados de frío seco que azotaban mi cara con un medio revés!



“Ay!!! Con lo que me gustan a mi mis “flipflops” (chancletas) y sentir el solecito!! “

Pero no hay dolor! Y esto acaba de empezar! La inmensidad de la gran República Popular de China con sus mas de 1,5 millos de habitantes, me espera para recorrerla de norte a sur sin que el frío polar que azota la zona norte me achante lo más mínimo. (Bueno, un poquito...si...) ;-)
Además me llegan refuerzos en breve! Mi amiga de la infancia, Lula, se une a parte de la expedición para combatir mano a mano con el frío, el pato laqueado o cualquier “samurai” que se nos cruce en el camino!!



Tras el feliz reencuentro con lágrimas y abrazos, ponernos al día de las últimas anécdotas, dormir lo necesario, cargar energías con un buen desayuno (sin arroz...), estudiar el interminable mapa de la ciudad, pedir por escrito varias direcciones en chino para hacernos entender, calzarnos buenas botas, abrigo polar, bufanda de 5 vueltas, gorro con pom-pom (por supuesto!), y guantes de tipo manopla... por fin! Nos ponemos en marcha para pedalearnos la ciudad entera de Beijing!!!

Esta gran urbe tiene tanto que ofrecer, que se hace necesario hacer una lista de prioridades a cumplir y no dejar que te desborden sus dimensiones.



Templos, parques, museos, palacios, puertas, mercadillos, la villa olímpica, lagos, zonas comerciales, los “hutongs”, la gran muralla... por donde empezamos???



La interminable lista, unida a que en el mapa lo que se ve como un par de manzanas... pueden llegar a ser varios largos kilómetros...hace que toque dar pedales a fondo!
Como positivo, cabe comentar que se trata de una ciudad muy llana que cuenta con unos carriles del ancho de una vía para bicicletas y motos eléctricas lo que hace que sea muy cómodo y sencillo moverte por la ciudad.
Además el caos habitual o stesanete ajetreo de las grandes ciudades no llegas a sentirlo en Pekín, ya que la mayoría de su trafico discurre por las calles a un ritmo que parece como si los hubieran ralentizado a cámara lenta. Tal eran sus ritmos ralentizados que adelantar a las motocicletas eléctricas era de lo mas normal, e incluso algún vehículo a motor...



Dando pedales a buen ritmo, sintiendo el frío en nuestra piel, observamos a nuestro paso como el ambiente de la ciudad es de un constante gris perpetuo. La gente local con aspectos menos sofisticados que los de Japón, recorren las calles a pie o bicicleta realizando cada uno su labor correspondiente. Ojos rasgados de teces pálidas nos observan a nuestro paso e incluso despertamos algunas sonrisas...
Intentando comprender un poco de la historia y todas las dinastías que han ido ocupando la región con el paso de los años, visitamos la colosal villa imperial que contenía el complejo de palacios imperiales o la llamada Ciudad Prohibida. Y como su propio nombre indica, el acceso a esta ciudad fortificada estuvo restringido durante mas de 500 años, constituyendo la residencia de las dinastías Ming y Qing, los cuales no salían de sus entrañas mas que lo necesario...
De nuevo, la conjunción de sus laberínticos pasajes entre cientos de templos, palacios, residencias y jardines donde costaba orientarse y sus desmesuradas dimensiones, no nos dejaron indiferentes.


Para continuar con este paseo por la historia, paseamos entre los muy serios y uniformados soldados que amparan la seguridad de la plaza mas grande del mundo, la Plaza de Tiananmen. Como símbolo del universo chino, representando la grandeza del Comunismo de Mao es fácil perderse entre la gran multitud de visitantes orientales que posan con sus banderitas o con la V formada por los dedos índice y corazón en lo mas alto. El inmenso mausoleo de Mao, el Templo de Confuncio y otros edificios representativos flanquean esta colosal y controvertida plaza, escenario de proclamaciones victoriosas, terribles enfrentamientos y sangrientas masacres.

Con un gélido viento en contra nuestro durante mas de una hora larga de reloj, llegamos al impresionante complejo olímpico que crearon para las olimpiadas del 2008. Impresionantes y futuristas estadios como “ El Nido” o el “Watercube”, te trasportan a la era de pujante economía en la que la ciudad se encuentra actualmente sumergida.


Y por supuesto nos hicimos la fotografía de turno con la mascota oficial!

Para cerrar el capítulo de Beijing, nos desplazamos a las afueras para pasear sobre una de las 7 maravillas del mundo, la Gran Muralla China.

Con una antigüedad de 221 años A.C, sus 7.200 serpeteantes kilómetros recorren escarpadas colinas desde el desierto del Gobi hasta el Mar Bo. Una obra de esta magnitud se hizo posible a través del trabajo de mas de 100.000 trabajadores esclavizados durante una década de sometimiento.
Cuentas las malas lenguas que los trabajos eran de tal dureza, que casi un millón de personas murieron en el intento, pasando de ser la mano de obra a formar parte del material de construcción...

Pasear sobre sus asentada estructura, subir a divisar el horizonte desde una de sus escuetas almenas e intentar seguir su rastro perdiéndose por la lejanía, hace sentirte de lo más insignificante, ademas de ser consciente de la magnitud de la obra llevada a cabo.

El día nos acompañó con un precioso día soleado, lo cual ayudó mucho a apaciguar el frío de los últimos días. Completamos el día con otra visita a las tumbas Ming en un precioso valle, una copiosa comida en unos salones de tipo boda, y el pack obligatorio de tiendas de souvenirs que te someten a modo de tortura china! (nunca mejor dicho...) antes de volver a tu hotel...
Han sido casi 5 días completos non stop en la capital China. Días de pedales, de frío, de tambores, de compras, de templos, de té chino, de noodles y dumplings y de saludos “Nijauuuu” por el camino.
Nos sentimos felices por lo conocido hasta ahora, y aunque nos han faltado cosas por ver de nuestro largo listado... nos vamos con una sensación de satisfacción tan inmensa como las dimensiones de esta fascinante ciudad.

Ahora nos vamos en el tren de las 19:34h, hacia la zona sud-oeste. Pasamos de tanta incontrolable magnitud al manejable encanto de Pingyao.
Pasajeros al treeeeeeeeeeeeeeennnnnnnnnnnnnn!!

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